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lunes, 18 de febrero de 2019

El Año Liturgico: Celebracion Del Misterio De Cristo

El Año Liturgico: Celebracion Del Misterio De Cristo

La Iglesia anuncia con la predicación el misterio íntegro de Cristo y en la liturgia lo celebra con sagrado recuerdo. Con tal modo hace presente hoy, aquí, las "insondables riquezas de Cristo": sus acciones salvíficas con las cuales los fieles se ponen en contacto para obtener las gracias de salvación.

El año litúrgico no está estructurado en meses sino en períodos, diferenciados entre sí por una particular relación con el misterio de Cristo, que tiene su "origen" y su "culmen" en el misterio Pascual.

Hay por tanto 5 tiempos en orden progresivo: Adviento y Navidad, Cuaresma y Pascua, Tiempo Ordinario.

EL MISTERIO DE CRISTO EN EL TIEMPO DE ADVIENTO Y DE NAVIDAD 

El Adviento es un tiempo de preparación con una doble característica: recuerda la primera venida del Hijo de Dios en la humildad y preanuncia su segunda venida en la gloria: es tiempo de espera activa, de deseo, de oración, de evangelización, de alegría.

Navidad es tiempo de contemplación alegre del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y de su primera manifestación, que ha venido para nuestra salvación, "hombre entre los hombres". En este tiempo María es celebrada particularmente como "Madre de Dios".

EL MISTERIO DE CRISTO EN EL TIEMPO DE CUARESMA Y DE PASCUA 

La Cuaresma es un tiempo de preparación que quiere llevar a una más intensa y gradual participación al misterio pascual. Por eso encamina hacia él los catecúmenos por medio de los varios grados de la iniciación cristiana y los fieles a través de un vivo recuerdo del bautismo y de la penitencia.

La Pascua es el punto culminante del año litúrgico y de ella toman su eficacia salvadora las otras partes; en ella halla su plenitud la redención de la humanidad y la perfecta glorificación de Dios: es la destrucción del pecado y de la muerte, comunicación de resurrección y vida.

A cada uno de nosotros corresponde llegar a las reuniones de la Semana Santa, con un corazón convertido, con una fe viva, y una entrega total, para que así por medio de los sacramentos de la fe, y acogiendo la acción salvadora de Dios, realicemos nuestra Pascua.

EL MISTERIO DE CRISTO EN EL TIEMPO ORDINARIO

En este largo período que tiene una primera etapa entre el tiempo de Navidad y la Cuaresma, y se extiende desde Pentecostés hasta el Adviento siguiente, se celebra en su totalidad el misterio de Cristo, que viene retomado y profundizado en todos sus aspectos particulares.

Ya los domingos -día del Señor- constituyen la "Pascua semanal" y por consiguiente un injerto vivo del núcleo central del misterio de Cristo a lo largo del año; luego, las semanas (33 o 34), acudiendo intensa y continuamente a la Sagrada Escritura, desarrollan pequeños ciclos de profundización del misterio de Cristo, ofreciéndolo a la meditación de los fieles, a fin de que se convierta en estímulo para la acción de la Iglesia en el mundo.

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