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Santísima Trinidad

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Sagrada Familia

Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía.

Sagrado Corazón De Jesús

Sagrado Corazón De Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón De María

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía.

Espíritu Santo

Espíritu Santo, ilumíname y santifícame.

sábado, 29 de junio de 2024

Novena A San Pedro Y San Pablo

Novena A San Pedro Y San Pablo


Novena A San Pedro Y San Pablo

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Primer Día


Oración Inicial


Buen Jesús, yo creo que Tú eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.

Acto Penitencial


(En silencio, se realiza un breve examen de conciencia).

Te pido perdón Señor por todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi corazón.

Reflexión Para El Primer Día


“La solemnidad De San Pedro y San Pablo nos invita a revivir la fe de estos dos Apóstoles, columnas De la Iglesia, que hicieron de Cristo la pasión de su vida. Pedro, con la palabra y con la sangre, lo confesó ‘Hijo De Dios vivo’ (Mt 16, 16). Pablo, una vez que se hubo convertido y transformado en apóstol de los gentiles, fue conquistado por él hasta el punto de exclamar: ‘¡Para mí la vida es Cristo!’ (Flp 1, 21). Su recuerdo nos impulsa al compromiso de una fidelidad cada vez mayor y una unidad cada vez más profunda”. San Juan Pablo II, angelus del 29 de junio de 1996.

Acción De Gracias y Peticiones Personales


Gracias Señor por tu inmenso amor. Gracias por el inmenso don que nos concedes en la Iglesia, gracias porque nos has dejado a Pedro y sus sucesores y a los pastores que nos guían. En este día, te pido especialmente por el Santo Padre y por todos los obispos De la Iglesia. Ayúdame a ser yo también un apóstol según mis capacidades y posibilidades. Amén. (Si se quiere, se puede hacer una petición al Señor por las intenciones propias)

Rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.

Súplica A San Pedro


Pedro arrepentido, Pedro el preferido del Señor, Pedro el entusiasta por Cristo Jesús, pídele al Señor me conceda un amor hacia El Salvador, tan fuerte y tan generoso como el amor que por Cristo Jesús ardió en tu gran corazón.

Súplica a San Pablo


Pablo, fervoroso Apóstol, un favor te pedimos al recordar tu fiesta de cada año: suplícale a Dios que te imitemos en tu inmenso amor a Jesucristo y en tu deseo impresionante de salvar almas. Que cada uno de nosotros pueda repetir aquella tu frase famosa: “Me desgasto y me desgastaré por el bien de las almas y por el Reino de Cristo Jesús”.

Oración Final A Los Santos Apóstoles


¡Oh, santos Apóstoles Pedro y Pablo! Yo los elijo hoy y para siempre por mis especiales protectores y abogados; y me alegro humildemente tanto contigo, San Pedro, príncipe de los Apóstoles, porque eres la piedra sobre la cual edificó Dios su Iglesia; como contigo, San Pablo, escogido por Dios para vaso de elección y predicador de la verdad en todo el mundo. Alcánceme, les suplico, una fe viva, una esperanza firme y una caridad perfecta; atención en el orar, pureza de corazón, recta intención en las obras, diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de mi estado, constancia en los propósitos, resignación a la voluntad de Dios y perseverancia en la divina gracia hasta la muerte; para que mediante sus intercesiones y sus méritos gloriosos, pueda vencer las tentaciones del mundo, del demonio y de la carne, me haga digno de presentarme ante el supremo y eterno pastor de almas, Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos, para gozarle y amarle eternamente. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Segundo Día


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Segundo Día


“San Pedro y San Pablo, cada uno con su historia personal y eclesial, testimonian que, aun en medio de durísimas pruebas, el Señor no los abandonó nunca. Estuvo con Pedro para librarlo de las manos de sus enemigos en Jerusalén; estuvo con Pablo en sus continuos esfuerzos apostólicos, para darle la fuerza de su gracia, a fin de convertirlo en intrépido heraldo del Evangelio para bien de los gentiles (2Tm 4, 17)”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio de 1997.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Tercer Día 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Tercer Día


“‘Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella’… El Apóstol es el depositario de las llaves de un tesoro inestimable: el tesoro de la redención. Tesoro que trasciende ampliamente la dimensión temporal. Es el tesoro de la vida divina, de la vida eterna. Después de la resurrección, fue confiado definitivamente a Pedro y a los Apóstoles: ‘Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’ (Jn 20, 22-23)”.

“Quien posee las llaves tiene la facultad y la responsabilidad de cerrar y abrir. Jesús habilita a Pedro y a los Apóstoles para que dispensen la gracia de la remisión de los pecados y abran definitivamente las puertas del Reino de los cielos. Después de su muerte y resurrección, ellos comprenden bien la tarea que se les ha confiado y, con esa conciencia, se dirigen al mundo, impulsados por el amor a su Maestro. Van por doquier como sus embajadores (2 Co 5, 14-20), puesto que el tiempo del Reino se ha convertido ya en su herencia”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio de 1998.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cuarto Día 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Cuarto Día


“En su misión apostólica, san Pedro y San Pablo tuvieron que afrontar dificultades de todo tipo. Sin embargo, lejos de debilitar su acción misionera, fortalecieron su celo en beneficio De la Iglesia y para la salvación de los hombres. Pudieron superar todas las pruebas porque su confianza no se basaba en los recursos humanos, sino en la gracia del Señor, quien, como recuerdan las lecturas de esta solemnidad, libra a sus amigos de todos os males y los salva para su Reino (Hch 12, 11; 1 Tm 4, 18)”.

“Esa misma confianza en Dios debe sostenernos también a nosotros. Sí, el ‘Señor libra de todas las angustias’. Esta certeza debe infundirnos ánimo frente a las dificultades que encontramos al anunciar el Evangelio en la vida diaria. Que San Pedro y San Pablo, nuestros patronos, nos ayuden y nos obtengan el celo misionero que los hizo testigos de Cristo hasta los confines del mundo entonces conocido”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio de 1999.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quinto Día 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Quinto Día


“La Iglesia de Cristo está edificada sobre la fe y sobre la fidelidad de Pedro. La primera comunidad cristiana era muy consciente de ello y, como narran los Hechos de los Apóstoles, cuando Pedro se encontraba en la cárcel, se reunió para elevar a Dios una oración ferviente por él (Hch 12, 5). Fue escuchada, porque la presencia de Pedro era aún necesaria para la comunidad que daba sus primeros pasos: el Señor envió a su ángel para liberarlo de las manos de sus perseguidores (Hch 12, 7-11)”.

“Estaba escrito en los designios De Dios que Pedro, después de confirmar por mucho tiempo en la fe a sus hermanos, sufriría el martirio aquí, en Roma, juntamente con Pablo, el apóstol de las gentes, quien también había escapado muchas veces de la muerte”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2000.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sexto Día 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Sexto Día


“Después de dos milenios, la ‘roca’ sobre la que está fundada la Iglesia sigue siendo la misma: es la fe de Pedro. ’Sobre esta piedra’ (Mt 16, 18) Cristo construyó su Iglesia, edificio espiritual que ha resistido al embate de los siglos. Desde luego, solo sobre bases humanas e históricas no hubiera podido resistir el asalto de tantos enemigos”.

“A lo largo de los siglos, el Espíritu Santo ha iluminado a hombres y mujeres, de todas las edades, vocaciones y condiciones sociales, para que se convirtieran en ‘piedras vivas’ (1 P 2,5) de esta construcción. Son Los Santos, que Dios suscita con inagotable creatividad, mucho más numerosos que los que señala solemnemente la Iglesia como ejemplo para todos. Una sola fe; una sola ‘roca’; una sola piedra angular: Cristo, Redentor del hombre”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2001.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Séptimo Día 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Séptimo Día


“El misterioso itinerario de fe y de amor, que condujo a Pedro y a Pablo de su tierra natal a Jerusalén, luego a otras partes del mundo, y por último a Roma, constituye en cierto sentido un modelo del recorrido que todo cristiano está llamado a realizar para testimoniar a Cristo en el mundo”.

“‘Yo consulté al Señor, y me respondió, me liberó de todas mis ansias’ (Sal 33, 5). ¿Cómo no ver en la experiencia de ambos santos, que hoy conmemoramos, la realización de estas palabras del salmista? La Iglesia es puesta a prueba continuamente. El mensaje que le llega siempre de los apóstoles San Pedro y San Pablo es claro y elocuente: por la gracia De Dios, en toda circunstancia, el hombre puede convertirse en signo del poder victorioso de Dios. Por eso no debe temer. Quien confía en Dios, libre de todo miedo, experimenta la presencia consoladora del Espíritu también y especialmente, en los momentos de la prueba y del dolor”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2002.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Octavo Día 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Octavo Día


“San Pedro y San Pablo son ‘amigos de Dios’ de modo singular, porque bebieron el cáliz del Señor. A ambos Jesús les cambió el nombre en el momento en que los llamó a su servicio: a Simón le dio el de Cefas, es decir, ‘piedra’, de donde deriva Pedro; a Salud, el nombre de Pablo, que significa ‘pequeño’. El prefacio de hoy establece un paralelismo entre los dos: ‘Pedro fue el primero en confesar la fe; Pablo, el maestro insigne que la interpretó; el pescador de Galilea fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel; el maestro y doctor la extendió a todas las gentes’…”.

“Gracias a la humillación de la negación y al llanto incontenible que lo purificó interiormente, Simón se convirtió en Pedro, es decir, en la ‘piedra’: robustecido por la fuerza del Espíritu, tres veces declaró a Jesús su amor, recibiendo de Él el mandato de apacentar su grey (Jn 21, 15-17). La experiencia de Saulo fue semejante: el Señor, a quien perseguía (Hch 9, 5), ‘lo llamó por su gracia’ (Ga 1, 15), derribándolo en el camino de Damasco. Así lo liberó de sus prejuicios, transformándolo radicalmente, y lo convirtió en ‘un instrumento de elección’ para llevar su nombre a todas las gentes (Hch 9, 15)”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2003.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Noveno Día


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial y Acto Penitencial, como en el Primer Día de la novena.

Reflexión Para El Noveno Día


“‘Tú eres el Mesías, el Hijo De Dios vivo’ (Mt 16, 16). Tras la pregunta del Señor, Pedro, también en nombre de los demás Apóstoles, hace su profesión de fe”.

“En ella se afirma el fundamento seguro de nuestro camino hacia la comunión plena. En efecto, si queremos la unidad de los discípulos de Cristo, debemos recomenzar desde Cristo. Como a Pedro, también a nosotros se nos pide que confesemos que Él es la piedra angular, la Cabeza De la Iglesia. En la carta encíclica Ut unum sin escribí: ‘Creer en Cristo significa querer la comunión de gracia que corresponde al designio del padre desde toda la eternidad’ (n. 9)”.

“Ut unum sin! De aquí brota nuestro compromiso de comunión, en respuesta al ardiente deseo de Cristo. No se trata de una vaga relación de buenos vecinos, sino del vínculo indisoluble de la fe teologal, por el que estamos destinados no a la separación, sino a la comunión”. San Juan Pablo II, homilía del 29 de junio del año 2004.

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En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 2 de octubre de 2023

Novena A Santa Eulalia De Barcelona

Novena A Santa Eulalia De Barcelona 

Santa Eulalia De Barcelona


Día Primero 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Fe 


“La fe es la garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven.” (Hebreos 11, 1) 

La Iglesia nos enseña que la fe es necesaria para la salvación. Santa Eulalia profesó su fe al verdadero Dios, desde los primeros años de vida, en Barcina, actualmente Barcelona (España). Se encerraba en la casa paterna con un grupo de amigas que se reunían para pasar buena parte del día en el servicio del Señor, rezando oraciones que alternaban con el canto de los himnos. El testimonio de vida de esta joven demuestra que la fe es un acto libre de adhesión del hombre a Dios; por eso cuando se presenta frente al juez Daciano, ella dice: “Yo soy Eulalia, sierva de mi Señor Jesucristo que es el rey de los reyes y el Señor que domina: por eso tengo en Él toda mi confianza”. 

Oración 


Santa Eulalia, pedimos tu protección para tantos jóvenes y personas que en estos tiempos se enfrentan a persecuciones a causa de la fe, que están en riesgo de perderla, por caer en la tentación que el mundo propone; acuérdate de los enfermos, los que están privados de la libertad, y que en su condición temporal están a punto de perder la fe o cuestionan la existencia De Dios; que el Espíritu Santo fortalezca y aumente la Fe en todos. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Oración Final (Para todos los días) 


Señor Jesús, que has suscitado en tu iglesia, para ejemplo y admiración de todos tus hijos a la Bienaventurada Virgen y Mártir Santa Eulalia, como modelo de constancia en la fe, en la pureza y en generosidad hasta el testimonio del martirio, para que con su ejemplo, aprendamos a luchar constantemente en nuestras vidas. Te suplicamos, Señor, que por su intercesión Gloriosa, merezcamos la gracia para vencer en el esfuerzo de cada día, y poder así cantar las alabanzas eternamente en el cielo. Te lo pedimos a Ti, que con el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

Día Segundo 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Amor 


“Pues yo les digo: Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persiguen”. (Mateo 5, 44) 

El martirio es considerado por la Iglesia como un supremo don y la prueba mayor de amor y ese don se da a pocos, conviene que todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino De la Cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia. Eulalia, por amor a Cristo, sufrió crueles torturas, pero fue fiel al Amor, en medio de los tormentos oraba por los que tenían la misión de torturarla, cumpliendo así el mandato de Amar a sus enemigos y a quienes los persiguen. 

Oración 


Oh, Santa Eulalia, tú que creciste en tu corta edad en el Amor de Dios, uno y Trino, dando verdadero testimonio del Amor en el cruel martirio, te pedimos que nos ayudes a Amar al prójimo que nos trata mal, aceptarlo tal como es, destierra de nosotros el rencor, la venganza, la falta de perdón, el resentimiento, el odio, todos esos sentimientos que no son virtudes cristianas, y llévanos a la fuente del Amor, al sacramento de la Confesión y de la Eucaristía, para ser verdaderos testigos de Cristo en medio del mundo. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final. 

Día Tercero 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Valentía 


“Tengan valor y firme el corazón, ustedes, los que esperan en el Señor”. (Salmo 31, 25) 

La valentía en Santa Eulalia es una virtud que caracteriza al cristiano, surge desde las mismas palabras de Cristo, que nos invita a no tener miedo, a confiar, a lanzarnos a difundir su mensaje desde las terrazas. El mundo, ciertamente, ha odiado y odia a quienes forman parte de la Iglesia católica, a quienes siguen al maestro, a quienes acogen su Evangelio de justicia, de paz, y de misericordia. 

Oración 


Señor Dios, Tú que diste la fuerza e inspiración a Santa Eulalia de proclamar tu amor con tal valentía, que muchos se asombraron de verla en pie a pesar de los tormentos, te pido que llenes mi corazón de ese fuego del Espíritu Santo, y sin temor, pueda predicar tus bondades, a todo aquel que te rechace, evangelizar con valentía en nuestros hogares, lugares de trabajo, en la sociedad, así como lo hizo tu digna hijita Santa Eulalia. Todo esto lo pido en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final. 

Día Cuarto 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Juventud 


“Pues tú eres mi esperanza, Señor, mi confianza desde mi juventud”. (Salmo 71, 5) 

Eulalia desde temprana edad oraba y alababan en espíritu y verdad a Dios, como un verdadero adorador, cuando ella se presenta ante el juez que estaba sediento de sangre cristiana. Llama la atención la Juventud de esta niña con trece años, proveniente de noble familia, que habla De Dios llena de convicción. El nombre de Eulalia significa “aquella que habla bien”, en su tierna edad conoció a Dios y lo transmitió con sabias palabras, además fue vivo ejemplo de servicio y obediencia a sus padres, obediencia que tiene por regla mayor los mandamientos de la ley De Dios. 

Oración 


Padre Santo, enséñale a todos los jóvenes del mundo la verdad que libera, que rompe las cadenas de la injusticia, del pecado, de las esclavitudes, la verdad que forja santos, porque ellos son la esperanza del mundo, para que desde temprana edad siempre cumplan los mandamientos de la ley de Dios. También te pedimos que a nosotros nos ayudes a recordar que la juventud no es solamente una edad cronológica, es un estado del alma, y que podamos dar testimonio de nuestro corazón joven que late entero por amor, como el de Santa Eulalia. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final. 

Día Quinto 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Virgen 


“Tomará por esposa a una mujer virgen”. (Levítico 21, 13) 

Para los primeros siglos del cristianismo no era extraño que una joven pudiera escoger permanecer virgen, como es el caso de la niña Eulalia, pero una opción así en el mundo antiguo era algo extraño (al igual que hoy), atendido que el libertinaje sexual era algo normal (como hoy), los gustos disolutos formaban parte de lo ordinario de la existencia de muchos (como hoy). Dios que tanto ama a vírgenes que nacen de la profunda vida de piedad, protegió la pureza de Santa Eulalia hasta después de muerta haciendo crecer el cabello y con misteriosa nevada cubrió el cuerpo desnudo, que durante tres días permaneció colgado de una cruz. 

Oración 


Señor y Dios nuestro, ayúdanos a mantenernos firmes ante este sistema tan contaminado, donde por causa de la modernidad están en desuso los principios y valores cristianos. Apártanos de las tentaciones, situaciones de pecados, de los lobos disfrazados de ovejas, de los pecados contra la castidad, ya que tú nos llamas a la santidad según nuestro estado de vida, y de esta forma nos esforcemos por vivir unidos solamente a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final. 

Día Sexto 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Santidad 


“Santifíquense y sean santos; porque yo soy El Señor, su Dios”. (Levítico 20, 7) 

Todos los cristianos, de cualquier estado o condición, estamos llamados cada uno por su propio camino, a la perfección de la santidad. Santa Eulalia desde niña vivió en santidad, cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios, vivió una vida dedicada a la caridad, la santidad no la improvisó. La santidad la alcanzó como un camino de subida hacia la altura y con esfuerzo y trabajo personal. La Santidad es solo para valientes, que tienen fuerza de voluntad y saben perseverar sin volver atrás, es una vocación en común dada en el bautismo, si eres un bautizado estás llamado a ser Santo, alcanzar la corona de la Santidad. 

Oración 


Señor Jesús, tú nos dijiste: “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”, invitándonos así a ser imitadores De Dios por la santidad de vida, ayúdanos a ser coherentes con nuestra condición de bautizados; a ser apóstoles comprometidos del evangelio; a ser estímulo que suscite y anime la fe de los que no la tienen, la han perdido, o la viven con superficialidad, socórrenos para ser Santos cada día y que al final gocemos las alegrías eternas. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final. 

Día Séptimo 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Fidelidad 


“Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho”. (Hebreos 10, 23) 

Cuando Publio Daciano al entrar en Barcelona hizo con todo su séquito, públicos y solemnes sacrificios a los dioses paganos, dio orden de buscar cautelosamente a todos los cristianos para obligarles a ofrecer incienso a los dioses, aconteció que Eulalia se escapa de sus padres y se presenta ante el cruel juez y se niega a ofrecer incienso, ya que ella adora al verdadero Dios creador de cielo y tierra, solo profundizando en la íntima conexión que existe entre fe, verdad, amor, libertad, se comprende el valor de la fidelidad a sus valores y principios Cristianos. 

Oración 


Señor, te pedimos valor y lucidez para afrontar todas las dificultades que a lo largo de la vida tenemos y tendremos, Tú eres mi fortaleza y mi roca fuerte, mi escudo protector ante la adversidad, ayúdanos a ser fieles en todo momento y circunstancia de la vida, fieles especialmente a nuestra madre la iglesia, y a nuestros compromisos bautismales, a nuestra familia, a ejemplo de Santa Eulalia. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final. 

Día Octavo 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Fortaleza 


“Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia”. (Salmos 46, 1) 

Santa Eulalia una vez que ha elegido guardar la fe y dar testimonio de ella como verdad, necesita de una virtud que haga óptima su voluntad, a fin de perseverar firme en su decisión hasta la muerte, es la virtud cardinal de la fortaleza, que hace soportar los tormentos del martirio. La fortaleza la capacitó para vencer el miedo, incluso a la propia muerte, así como para afrontar las pruebas y las persecuciones. 

Oración 


Señor, ya que por don tuyo la fuerza se realiza en la debilidad, concede a todos tus fieles obtengamos la fortaleza de vencer nuestras dificultades, como Santa Eulalia venció los tormentos del cruel martirio. Ayúdanos a salir de nuestra condición de pecado, de nuestra falta de compromiso, de entrega en el apostolado; reaviva en nosotros el donde Fortaleza infundido en el Bautismo. Amén. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final. 

Día Noveno 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Martirio 


“Entonces los entregarán a la tortura y les matarán, y serán odiados en todas las naciones por causa de mi nombre”. (Mateo 24, 9) 

El mártir da testimonio de Cristo, de su vida, de sus acciones y del valor del seguimiento de sus enseñanzas, pues ha preferido la muerte a renunciar a ellas. Santa Eulalia sella su testimonio con su sangre, tal como lo hizo Cristo. En este sentido, el mártir está unido con Cristo en el Amor. Luego de las múltiples torturas, ejecutadas por sus verdugos, una por cada año de vida, la niña Eulalia entrega al Señor su espíritu, que voló al cielo, saliendo de su boca en forma de blanca paloma el 12 de febrero del año 303 siendo testigo de Cristo y de su palabra “el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Este martirio aconteció en tiempos del emperador Diocleciano; siendo el papa de la Iglesia, San Marcelino. 

Oración 


Padre misericordioso y lleno de amor, mira a tus hijos e hijas que, a causa de la fe, en tu Santo Nombre sufren persecución y discriminación en muchos lugares del mundo. Que tu Santo Espíritu les colme con su fuerza en los momentos más difíciles de perseverar en la fe. Que les llene de esperanza para que puedan vivir su fe con alegría y libertad. A nosotros ayúdanos a seguir perseverantes y que podamos contemplar eternamente tu rostro radiante en el cielo, junto con todos Los Santos y Mártires que abrazan la palma del martirio. 

Santa Eulalia, virgen y mártir, ruega por nosotros. 

Terminar con la Oración Final.

martes, 4 de julio de 2023

Desde Lo Hondo (Salmo 129)

 Desde Lo Hondo (Salmo 129)


Desde Lo Hondo (Salmo 129)

Desde lo hondo a Ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor, 
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa.

viernes, 30 de junio de 2023

Oraciones Para El Sacramento De La Uncion De Los Enfermos

 Oraciones Para El Sacramento De La Unción De Los Enfermos

Oraciones Para El Sacramento De La Uncion De Los Enfermos

Los evangelios muestran claramente el cuidado corporal y espiritual con que el Señor atendió a los enfermos y el esmero que puso al ordenar a sus discípulos que procedieran de igual manera. Sobre todo, reveló el sacramento de la Unción, que instituido por él y proclamado en la carta de Santiago, fue celebrado siempre en la Iglesia en favor de sus miembros, a los que unge y por los que ora, encomendando a los enfermos al Señor doliente y glorioso para que los alivie y los salve (St. 5, 14-16), exhortándolos también para que asociándose libremente a la pasión y muere de Cristo (Rm. 8, 17) colaboren al bien del pueblo de Dios.

En situaciones en que no es posible la presencia de un ministro de la Iglesia, es conveniente la oración de los fieles por la persona enferma.

Celebración Por Un Enfermo Sin La Presencia Del Sacerdote

En La Visita A Un Enfermo

Guía: También hoy, a través de nuestra oración, Jesús quiere sanar y curar a los enfermos. A través de la oración de comunidad, el enfermo recibe el alivio en su dolor, la paz en el alma y la curación si le conviene. Todos los que estamos bautizados hemos recibido el poder de aliviar los dolores de nuestros hermanos.

Oración de la comunidad.

Lector: "Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nos engendró a una viva esperanza por la resurrección de Jesús de entre los muertos".

Todos: Yo confieso ante Dios...

Lector: Te pedimos, Señor, que nosotros, tus hijos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; líbranos de las miserias de este mundo y concédenos un día las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.

Lectura de la Biblia (Sant. 5, 14-16): "¿Alguno de entre ustedes está enfermo? Haga llamar a los presbíteros de la iglesia y oren sobre él, ungiéndolo con el óleo, en el nombre del Señor, y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor lo hará levantarse, y los pecados que hubiese cometido le serán perdonados".

Oración en silencio.

Lectura del Evangelio (Lc. 5, 17, 26): Jesucristo cura a un paralítico y premia la fe de los que lo habían llevado. "He aquí que unos hombres traían en una camilla un paralítico y no hallaban por dónde meterlo, a causa de la muchedumbre; subieron al tejado y por el techo lo bajaron y lo pusieron en medio, donde estaba Jesús. Viendo la fe de los que lo traían dijo: Tus pecados te son perdonados".

Oración en silencio.

Guía: Hermanos, unámonos en ferviente oración para pedir por nuestro hermano N., y por todos los enfermos de la Iglesia y del mundo.

1. Que el Señor, que pasó curando enfermos, alivie las penas de cuantos sufren a causa de sus quebrantos de salud.

Todos: Escúchanos Señor.

2. Para que el Dios de todo consuelo visite y ponga fin al dolor de nuestros hermanos que están enfermos.

Todos: Escúchanos Señor.

3. Por todos los enfermos: para que el Señor les devuelva la salud y puedan gozarse del beneficio recibido, reuniéndose con sus hermanos en la liturgia.

Todos: Escúchanos Señor.

4. Por todos los enfermos: para que el gozo de verse curados se les presente como un anticipo de la felicidad eterna.

Todos: Escúchanos Señor.

5. Para que los enfermos, recuperen la salud, comprendan que tienen un Padre bueno que los ama y los destina a la felicidad.

Todos: Escúchanos Señor.

Oremos como el Señor nos ha enseñado: Padre nuestro...

Oración: Padre de bondad y misericordia, escucha benignamente nuestras oraciones que te dirigimos por nuestro hermano N., enfermo, para que todos reconozcamos en Cristo a nuestro pastor y redentor, y así se cumpla tu plan de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración Para Implorar La Salud

Dios todopoderoso, dador de la salud y remedio de todos los males, concédeme tal seguridad de tu presencia en mí que pueda tener plena confianza en ti, a fin de que, envuelto en tu amor y en tu poder, pueda recibir la salud y la salvación, según tu libre voluntad. En medio de mis sufrimientos, pongo en ti mi confianza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración Para Aceptar La Voluntad De Dios

Cúmplase en mí tu voluntad, Señor. Amo la vida que tú me das y quiero gastarla en tu servicio. Quiero sanar para bendecir tu nombre entre los hermanos. 

Concédeme esperar sereno, agradecer a los que me cuidan, purificar el corazón para amar más. Y que brille la esperanza del gozo sin fin en todos los días de mi vida, que pongo en tus manos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración Por Un Enfermo En Peligro Grave

Señor Jesucristo, redentor de los hombres, que en tu pasión quisiste soportar nuestros sufrimientos y aguantar nuestros dolores; te pedimos por N., que está enfermo; tú, que lo has redimido, aviva en él la esperanza de su salvación y conforta su cuerpo y su alma. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Oración Por Los Enfermos

Padre clementísimo, Tú quisiste que tu Hijo soportara nuestras debilidades para darnos a conocer el valor de la paciencia y del sufrimiento humano; escucha las oraciones que te dirigimos, y concede que los que están sometidos al dolor, la enfermedad y la angustia, se sientan elegidos entre quienes el Señor, por su sufrimiento llama bienaventurados, y comprendan que su dolor está unido a la Pasión de Cristo para la salvación del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración Del Enfermo Inválido

Señor, nosotros, los enfermos, nos acercamos a Ti. Somos los "inútiles" de la humanidad. En todas partes estorbamos. No podemos dar nuestra parte a la economía maltrecha del hogar difícil. Gastamos y consumimos dolorosamente los pobres ahorros en medicinas, en inyecciones, en apresuradas visitas de médicos.

Todos sonríen, nosotros lloramos en silencio. Todos trabajan; nosotros descansamos forzosamente, quietud más fatigosa que la misma labor. No podemos la silla que ha caído, ni acudir al teléfono que suena; ni abrir la puerta cuando toca el timbre... No nos es permitido soñar, ni amar a una mujer o a un hombre, ni pensar en un hogar, ni acariciar con los dedos de la ilusión las rubias cabezas de nuestros hijos.

Y, sin embargo, sabemos... que tenemos reservada para nosotros una empresa muy grande: ayudar a los hombres a salvarse, unidos a Ti. Haz, Señor, que comprendamos la sublime fuerza del dolor cristiano. Que comprendamos nuestra vocación y su sentido profundo. Recoge, Señor, en tus manos clavadas, nuestra inutilidad, para que le des una eficacia redentora universal. La salvación del mundo la has puesto en nuestras almas. Que no te defraudemos.

Acto De Aceptación De La Muerte

¡Oh Señor Dios mío! Con ánimo resignado y generoso, desde ahora acepto de tus manos cualquier género de muerte que te plazca enviarme, con todos los dolores y angustias que la acompañen. Amén.

Señor, Acuérdate De Mí, En Mis Últimos Momentos


"Acuérdate de mí, Señor, cuando estés en tu Reino", decía el buen ladrón en su última hora. Acuérdate de mí, Señor, en mis últimos momentos. Ayúdame en aquella hora por la fuerza de tus armas que son los Sacramentos. Que desciendan sobre mí las palabras de la absolución. Que el óleo sagrado me unja y me selle. Que tu propio Cuerpo me alimente y que tu Sangre divina me lave. Haz que María, mi Madre dulcísima, se incline sobre mí. Que mi Ángel de la Guarda pronuncie cerca a mis oídos palabras de paz. Que mis santos patronos me sonrían. Con ellos y por sus oraciones, dame, Señor, el don de la perseverancia. Que en fin, pueda morir, como he deseado vivir en tu fe, en tu Iglesia, en tu servicio y en tu amor. Amén.

Oración Por Los Agonizantes

Dios omnipotente y misericordioso, que siempre manifiestas tu amor a todas las criaturas; acoge benigno nuestras súplicas que te dirigimos en favor de quienes hoy van a morir, para que redimidos por la preciosa Sangre de tu Hijo, puedan salir de este mundo sin mancha de pecado y descansar para siempre en el regazo de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Fórmulas Breves O Jaculatorias Para La Recomendación Del Alma

  • ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? (Rom. 8, 35).
  • En la vida y en la muerte somos del Señor (Rom. 14, 8).
  • Tenemos una casa que tiene duración eterna en los cielos (2 Cor. 5, 1).
  • Estaremos siempre con el Señor (1 Tes. 4, 17).
  • Todo el que cree en el Hijo tiene vida eterna (Jn. 6, 40).
  • A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu (Sal 30, 6a).
  • Señor Jesús, recibe mi espíritu (Hch 7, 59).
  • Santa María, ruega por mí.
  • San José, ruega por mí.
  • Jesús, José y María, asistidme en mi agonía.
  • Veremos a Dios tal cual es (1 Jn. 3, 2).
  • Hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos (1 Jn. 3, 14).
  • A Ti, Señor, levanto mi alma (Sal. 24,1).
  • El Señor es mi luz y mi salvación (Sal. 26, 1).
  • Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida (Sal. 26, 13).
  • Mi alma tiene sed del Dios vivo (Sal. 41, 3).
  • Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo (Sal. 22, 4).
  • Venid, benditos de mi Padre, dice el Señor Jesús; heredad el reino preparado para vosotros (Mt. 25, 34).
  • Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso, dice el Señor Jesús (Lc. 23, 43).
  • En La casa de mi Padre hay muchas estancias (Jn. 14, 2).

martes, 27 de junio de 2023

Oraciones Para El Sacramento Del Orden Sacerdotal

 Oraciones Para El Sacramento Del Orden Sacerdotal

Oraciones Para El Sacramento Del Orden Sacerdotal

Oración Por La Jerarquía

Señor, te doy gracias por haberme recibido y vivificado en tu Iglesia. Quiero permanecer en ella para siempre, quiero militar en ella hasta mi muerte. Quiero ser un hijo sumiso de tu Iglesia.

Quiero ver en todo sacerdote al hombre de Dios, al hombre que ha recibido el mandato de anunciar tu verdad a los demás hombres y de distribuirles tu vida, de absolverlos en tu nombre y de darles tu Cuerpo como alimento. Quiero ver en la jerarquía católica tu presencia continua entre nosotros para ayudarnos a intensificar nuestra fe, a consolidar nuestra esperanza, a practicar nuestro amor. Amén.

Oración Por Los Sacerdotes

Padre Santo, que constituiste a tu Hijo único, sumo y eterno sacerdote; concede, a quienes Él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración Por Las Vocaciones Sacerdotales

Padre misericordioso, tú que provees de pastores a tu pueblo, derrama en ti Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza que suscite en ella dignos ministros de tu altar, anuncien a tu Evangelio con valor y con bondad y sean fieles dispensadores de tus misterios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración A María, Por La Iglesia Y Las Vocaciones

María Inmaculada, Corredentora del género humano, mira a los hombres redimidos por la sangre de tu Hijo, envueltos todavía en tinieblas de error y en el lodo de sus vicios.

La mies sigue siendo mucha, pero los obreros son todavía escasos. Multiplica las vocaciones religiosas y sacerdotales: danos nuevos apóstoles, llenos de sabiduría y fervor; ampara con tus maternales cuidados a quienes consagran su vida para el bien del prójimo; recuerda tu solicitud para que con Jesús y el apóstol San Juan. Con tu dulce insistencia ante el Señor, obtuviste el Espíritu Santo para los apóstoles: tú fuiste su consejera y continuas siéndolo para los nuevos apóstoles.

Con tu omnipotencia suplicante, renueva una vez más el divino Pentecostés, santifica a los llamados al apostolado, enciéndelos en el amor a los hombres. Dirige sus pasos, aparta de su camino los obstáculos, corona su celo con frutos copiosos. Escúchanos, Madre de la Iglesia, haz que todos los hombres sigan la voz de tu Hijo, camino, verdad y vida. Bendice al Papa, a los obispos, a los sacerdotes, religiosos y al pueblo cristiano; y despierta entre los jóvenes de hoy, corazones generosos y valientes, que se dediquen totalmente a la causa de Cristo. Haz que implantemos en la tierra el reino de tu Hijo. Amén.