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Santísima Trinidad

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Sagrada Familia

Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía.

Sagrado Corazón De Jesús

Sagrado Corazón De Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón De María

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía.

Espíritu Santo

Espíritu Santo, ilumíname y santifícame.

miércoles, 11 de mayo de 2022

Metodo Para Oir Devotamente La Santa Misa

 Método Para Oír Devotamente La Santa Misa

Metodo Para Oir Devotamente La Santa Misa

Ofrecimiento

Eterno Padre, os ofrezco el sacrificio que de sí mismo hizo sobre la Cruz y ahora renueva en este altar vuestro Hijo Jesús, para adoraros y daros el honor que merecéis; para daros gracias por los innumerables beneficios recibidos; para aplacar vuestra justicia irritada por tantos pecados; para implorar gracia y misericordia en mi favor; por los afligidos y atribulados; por los pobres pecadores; por todo el mundo y por las benditas almas del purgatorio.

A La Confesión

Señor Dios mío Jesucristo, que al acercarse vuestra Pasión, quisisteis ser afligido por mí en el huerto de Getsemaní: concededme gracia para sufrir con santa resignación todas las penas y trabajos, a fin de que, padeciendo con Vos, tenga después el consuelo de ser participante de los méritos de vuestra Pasión Santísima.

A La Entrada (Introito)

¡Oh, pacientísimo Jesús mío, que quisisteis ser vendido y entregado por Judas, preso y atado por gente armada, y llevado a casa de Anás!: no permitáis que yo caiga en pecado alguno, sino que en todo haga vuestra santa voluntad.

Al Señor Ten Piedad (Kyrie Eléison)

¡Oh, Salvador mío, piadosísimo, que mirando con ojos de clemencia a Pedro, que os había negado por tres veces, le disteis amargas lágrimas de sincera piedad!: miradme también a mí con ojos piadosos, para que pueda llorar delante de Vos mis culpas, y merecer de vuestra piedad aquellas gracias que necesito para no volver jamás a negaros.

Al Gloria (Glória In Excélsis)

¡Oh, Criador mío, amabilísimo, a quien cantaron los Ángeles, publicando la paz en la tierra el día que nacisteis, comenzando ya a padecer por mí!: asistidme con vuestro amor, para que os ame y alabe por lo mucho que desde el pesebre hasta la cruz padecisteis por mí, y dadme la paz interior y exterior para estar siempre unido con Voz y con mis prójimos.

Al Primer "El Señor Esté Con Vosotros" (Dóminus Vovíscum)

¡Oh, resplandeciente luz del Eterno Padre, que iluminasteis a los Reyes Magos para que os adorasen, y quisisteis ser circuncidado para derramar por mí vuestra sangre!: iluminad mi alma para que os adore como a Dios, os ofrezca mirra de mortificación, incienso de oración y oro de perfecta caridad.

A La Epístola Y Gradual

¡Oh, Maestro sapientísimo, que instruisteis a los Apóstoles para que enseñasen a los hombres las verdades católicas, y, sin embargo, quisisteis ser llevado y acusado falsamente ante el tribunal de Pilato!: enseñadme a apartarme de las falsas doctrinas y a creer y poner en práctica las verdades que Vos me enseñáis por vuestros ministros.

Al Evangelio

¡Oh, Sabiduría infinita, que predicasteis a los hombres para apartarlos del pecado, y quisisteis ser llevado por mi amor desde la casa de Herodes a la de Pilato!: concededme que, haciéndome superior a las conspiraciones de los enemigos de mi alma, tome ocasión para conformarme más y más con vuestra divina voluntad.

Al Credo

¡Oh, amantísimo Redentor, que padecisteis tantas penas para instruirme en vuestra santa fe, y disteis tanta fortaleza a los Mártires!: dadme una fe viva para creer cuanto Vos enseñasteis, y manda creer vuestra santa Iglesia, y que yo viva y muera en esta misma santa fe.

Al Descubrir El Cáliz Y Al Ofertorio

¡Oh, inocentísimo Jesús, que quisisteis ser desnudado, azotado y coronado de espinas!: haced que yo me desnude de todos los afectos terrenos, poniendo en Vos todo mi amor, y me ofrezca con entera voluntad a sufrir todas las adversidades y trabajos a honra y gloria de Vuestra Divina Majestad.

Al Lavatorio

Señor mío Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que, declarado inocente por el presidente Pilato, no rehusasteis oír las furiosas voces de los judíos: concededme vuestra santa gracia para que yo pueda vivir con inocencia entre los enemigos de mi alma, y para que nunca sea perturbado por la mala voluntad de los hombres perversos.

Al Prefacio Y Santo (Sanctus)

¡Oh Rey de Israel, cuya triunfal entrada en Jerusalén fue festejada con cánticos de júbilo, y, sin embargo, quisisteis veros vilipendiado por el mismo pueblo y condenado por Pilato a morir en cruz!: haced que yo aborrezca todas las satisfacciones mundanas, que abrace los desprecios y que coloque mi gloria en llevar la cruz de la mortificación y penitencia de mis culpas.

Al Canon

¡Oh, Pastor fidelísimo de nuestras almas, que as amasteis hasta el extremo de dar por ellas la vida, padeciendo antes en vuestra pasión innumerables afrentas e injurias!: os suplico, Señor, que me deis gracia para sufrir por vuestro amor todas las calumnias y persecuciones, para que después de mi muerte pueda descansar en Vos y bendeciros por una eternidad.

A La Consagración

¡Oh suavísimo Jesús, que en la última Cena os disteis a los Apóstoles en cuerpo, alma y divinidad en el Santísimo Sacramento!: dad fin a mis culpas, y hacedme partícipe de la suavidad y dulzuras de ese pan celestial.

Al Levantar La Hostia

¡Señor mío y Dios mío!: yo adoro vuestro sagrado Cuerpo que, en el ara de la Cruz, fue inmolado para la redención de todo el mundo.

Al Levantar El Cáliz

¡Señor mío y Dios mío!: yo adoro vuestra preciosa Sangre, que, derramada en la Cruz, fue ofrecida al Eterno Padre para nuestra salvación.

Después De La Elevación De La Hostia Y El Cáliz

¡Señor Dios mío Jesucristo, que, clavado de pies y manos en la Cruz, rogasteis al Eterno Padre por todo el género humano, y con especialidad por los que acababan de crucificaros!: dadme una verdadera mansedumbre y paciencia para que ame a mis enemigos y haga bien a los que me aborrecen.

Al Todo Honor Y Gloria (Omnis Honor Et Glória)

¡Oh, Salvador mío, Jesucristo, que en la Cruz encomendasteis a Juan vuestra Santísima Madre, y pusisteis al discípulo amado bajo la ternura maternal de la Virgen!: yo me encomiendo a Vos, imitando aquella intimidad con que recomendasteis a los dos recíprocamente, para que merezca unirme a Vos por amor, y por la intercesión de ambos sea preservado de todo mal en los peligros y adversidades.

Al Líbranos Del Mal (Sed Libera Nos A Malo)

¡Oh, dulcísimo Jesús!: así como vuestra alma, unida a la Divinidad, descendió al limbo para dar libertad a las almas de los Santos Padres, os suplico que saquéis la mía del limbo de la culpa, librándola del infierno, para que, al salir de esta vida, pueda cuanto antes ir a cantar vuestras alabanzas junto con los Santos en la gloria.

Al Partir La Hostia

¡Oh, Sabiduría infinita, que habiendo resucitado os aparecisteis a los discípulos que iban a Emaús, y os disteis a conocer en el modo de partir el pan, dejándolos con grande admiración y consuelo!: os suplico, Señor, que os dignéis manifestarme cuanto pueda serme útil para mi salvación, a fin de que pueda disfrutar de los admirables frutos de vuestra Resurrección.

A La Paz (Pax Dómini)

¡Oh, gloriosísimo Jesús, que en vuestra Resurrección triunfante os aparecisteis a vuestros discípulos y les inculcasteis la paz y la unión!: concededme que mi alma resucite a la vida de la gracia para que siempre os ame y merezca subir con Vos a la Patria celestial.

Al Cordero De Dios (Agnus Dei)

Señor mío Jesucristo, ya que en vista de vuestra paciencia en los tormentos y muerte afrentosa, muchos golpeándose el pecho lloraron sus culpas y se convirtieron, os suplico que por vuestra Pasión y Muerte me otorguéis un sincero dolor de mis pecados y que nunca os ofenda.

A La Comunión Y Poscomunión

¡Oh, Jesús purísimo!: Vos, que por mi amor quisisteis ser puesto en un sepulcro nuevo de piedra, que a los tres días de enterrado resucitasteis y por espacio de cuarenta días os aparecisteis varias veces a vuestros Apóstoles, revistiéndolos a ellos y a sus sucesores del poder de perdonar pecados, concededme, Dios mío, que por una buena confesión, hecha a vuestros ministros resucite a la vida de la gracia, que sea purificado y se renueve mi corazón, y pueda, presentarme un día con la estola cándida entre vuestros elegidos en la patria celestial.

Al Último El Señor Esté Contigo (Dóminus Vobíscum)

¡Señor mío Jesucristo, que cuarenta días después de vuestra gloriosa Resurrección subisteis al cielo en presencia de vuestros discípulos!: concededme que mi alma tenga fastidio de todas las cosas terrenas y solamente aspire a las eternas, deseando a Vos, ¡oh, mi Señor!, como a fuente de toda dicha y como al santuario de todo descanso para el alma cristiana.

Al Dar El Sacerdote La Bendición

¡Jesús amorosísimo, que enviasteis el Espíritu Santo a vuestros discípulos cuando estaban arrebatados en altísima contemplación!: limpiad enteramente mi corazón, para que el mismo Espíritu divino, hallando agradable morada en mi alma, se digne adornarla y consolarla con sus divinos dones y gracias.

Al Evangelio De San Juan

¡Oh, Jesús, que por medio de los Apóstoles notificasteis a las naciones los misterios de vuestra divinidad y humanidad, cuya presentación acaba de realizarse en el santo sacrificio de la Misa!: con el más profundo rendimiento, os suplico, Señor mío, tengáis a bien llevarme a la gloria, en donde, viéndoos cara a cara, os alabe eternamente.

jueves, 5 de mayo de 2022

Los Libros De Los Evangelios Y Hechos De Los Apostoles

 Los Libros De Los Evangelios Y Hechos De Los Apóstoles

Evangelios

A continuación vamos a dar una idea de los cuatro Evangelios canónicos (Evangelio de San Mateo, Evangelio de San Marcos, Evangelio de San Lucas y Evangelio de San Juan) y del libro de los Hechos de los Apóstoles, los cuales nos narran la vida de Jesucristo y los orígenes y primeros años de la Iglesia por Él fundada.

El Vocablo Evangelio

Es una palabra griega que etimológicamente significa "buen anuncio o nueva". Usado por los autores clásicos para indicar el premio o sacrificio por una buena nueva, pasó luego a indicar esta misma buena noticia; y este es el significado que tiene en el Nuevo Testamento: la buena nueva que nos trajo Cristo, la nueva economía de salvación. Y esto significa en las expresiones: "evangelio de Dios"; "evangelio de fe"; "evangelio de salud", etc. Por una sinécdoque tan frecuente en todas las lenguas, del contenido se pasó al continente indicando los libres que contenían o en que se narraba esa buena nueva. Así hallamos ya este significado a mediados del siglo II en San Justino, que llama a los escritos "memorias de los apóstoles" o "evangelios".

Contenido General De Los Evangelios Y Características

De una manera general podemos decir que los evangelios nos relatan la Vida, Pasión y Resurrección de Cristo con algunos de los milagros que realizó y la doctrina que predicó. La infancia del Salvador solo la relatan Mateo y Lucas, diferenciándose en los hechos relatados.

El cuarto evangelio se nos presenta de una manera muy distinta a como se nos ofrecen los otros tres, los cuales, por su semejanza, por darnos en un plan semejante y como en sinopsis la historia de Cristo, se ha denominado con el vocablo SINÓPTICOS.

Las características de los SINÓPTICOS en oposición al cuarto Evangelio son: que aquellos se detienen en el ministerio de Jesús en Galilea, este en el de Judea. Los tres primeros evangelios contienen la doctrina más sencilla de Jesús al pueblo, instrucciones a los apóstoles, parábolas, incidentes con los escribas y fariseos sobre puntos de la ley; los milagros tienden a manifestar la misericordia de Jesús para con los desgraciados. En cambio, el cuarto evangelio contiene largos discursos de Jerusalén sobre divina misión, sus milagros (distintos de los narrados por los otros tres, fuera del de la multiplicación de los panes) se consideran como "signos" o argumentos de su misión. En el relato de la Cena, San Juan omite la institución de la eucaristía narrada por los SINÓPTICOS y se detiene en el largo discurso de Jesús en el Cenáculo. En el relato de la pasión y resurrección de Jesús, el cuarto evangelio procede de otra manera y contiene otros detalles omitidos por los anteriores. El estilo, el vocabulario es bastante distinto.

Plan General De Los Evangelios Sinópticos

He aquí de una manera esquemática la marcha de la narración de los tres primeros evangelios:

  • Infancia del Salvador: Mateo y Lucas, si bien con distintos hechos.
  • Ministerio del Bautista
  • Ministerio de Jesús a partir de su bautismo, entremezclándose los milagros, discursos de Jesús, incidentes con los escribas y fariseos hasta la mitad del ministerio que pone en la trasfiguración y primer anuncio de la pasión.
  • En San Lucas sigue una sección larga del viaje de Jesús hacia Jerusalén que los otros dos no mencionan.
  • Ministerio de Jesús en Jerusalén la última semana de su vida mortal.
  • Sigue el relato de la cena, de la pasión, resurrección y apariciones de Jesús a los suyos.
Dentro de este plan común, cada uno de los tres SINÓPTICOS adopta un plan y su orden, selecciona su materia. A veces coinciden en el orden de ciertas narraciones o de pronto varían; dentro de un mismo relato, cada cual tiene sus distintos detalles. En el estilo y vocabulario a veces vemos concordancias o discordancias raras que no se explican. Cada cual tiene sus perícopas propias, sea en los sermones de Jesús, en los milagros o en algún incidente de la pasión o apariciones de Jesús resucitado.

El plan general del cuarto evangelio es este:

  • Prólogo y testimonio del Bautista sobre Cristo (distinto del de los SINÓPTICOS).
  • Primera manifestación en Galilea (bodas de Caná).
  • Coloquio íntimo con Nicodemo.
  • Paso por Samaría y coloquio con la samaritana.
  • Primeros incidentes en Jerusalén y discurso de Jesús.
  • Multiplicación de los panes y sermón sobre la Eucaristía.
  • Nuevos incidentes en Jerusalén durante las festividades y discursos de Jesús (curación del ciego de nacimiento).
  • La resurrección de Lázaro y fin del ministerio público.
  • Última cena y discursos después de ella.
  • Pasión, resurrección y apariciones de Jesús (distintas de las de los SINÓPTICOS).

La Autenticidad De Los Evangelios

Que los evangelios sean de los autores que la tradición constante de la Iglesia ha admitido y de la época entre los años 50-65, fue negado por los críticos modernos, los cuales, poco a poco, van volviendo a las posiciones tradicionales.

Los argumentos externos o de autoridad remontan a fines del siglo I, o sea, pocos años después de la aparición de los evangelios. Ya los citan los Padres apostólicos. Expresamente, habla del primero y segundo evangelio, un fragmento en Papías; posteriormente el fragmento muratoriano, San Justino y San Ireneo (fines del siglo II), Tertuliano, San Cipriano, Orígenes (primera mitad del siglo III) y así todos los demás escritores posteriores. Difícilmente obra alguna de la antigüedad tendrá testimonios tan antiguos en tal cantidad y unanimidad como nuestros evangelios. Las razones internas abonan la autenticidad de los evangelios, pues, un examen somero de los mismos nos pone ante testigos oculares de los sucesos o quienes vivieron con estos; el lenguaje semitizante y popular delata enseguida a escritores hebreos. Su narración sencilla, sincera, imparcial, el conocimiento de la geografía de Palestina, de los usos y costumbres de aquel tiempo, difícilmente lo conseguiría un autor posterior o que se hubiera fingido de entre los discípulos de Cristo.

Los Autores De Los Evangelios

  1. Del primero se nos da como autor al apóstol San Mateo, del que nos hablan los SINÓPTICOS, como de un publicano o recaudador de contribuciones, llamado por Cristo al apostolado. Escribió, según testimonio antiquísimo de Papías, en hebreo (mejor dicho, en arameo, la lengua entonces popular en Palestina), siendo traducido el evangelio posteriormente, tal vez ya en tiempos del mismo autor y por él al griego. El original hebreo se ha perdido, pues, los escritores más antiguos no citan más que el griego. Fue dirigido el evangelio a los cristianos convertidos del judaísmo para confirmarlos en la fe de la mesianidad de Jesús, como se desprende de las veces que cita al Antiguo Testamento, como cumplido en la vida de Jesús con la fórmula estereotipada: "Esto pasó para que se cumpliese lo del profeta..." La fecha de la composición de este evangelio, en su lengua original, se pone hacia el año 50 y su traducción poco después. Aparte de la fórmula antes indicada, como características de este evangelio tenemos las expresiones "reino de los cielos", "Padre que estás en los cielos" y la agrupación en sermones largos de las sentencias de Jesús de sus parábolas (cap. XIII) o serie de milagros.
  2. Del segundo evangelio se nos da por autor a San Marcos, hijo de una tal María, en cuya casa estuvo la primera iglesia cristiana, según los Hechos; fue compañero de San Pablo y Bernabé, y por fin de San Pedro, según cuya predicación redactó el evangelio. A ruegos de los cristianos lo redactó en Roma por el año 60, siendo después aprobado por San Pedro. Es el evangelio más breve (omite la infancia), de estilo más sencillo, pero de detalles pintorescos; se fija en los milagros, sobre todo en la curación de los endemoniados. Su fin es de manera popular mostrar en Jesús al Hijo de Dios, poderoso en obras y en palabras. Apenas tiene algún que otro detalle o milagro que no se halle en los otros dos evangelistas. Por esto le llamó San Agustín, aunque no tan propiamente, "abreviador de San Mateo".
  3. Se reconoce autor del tercer evangelio a San Lucas, de origen gentil, de profesión médico (lo de pintor es una tradición o leyenda muy posterior), y compañero de San Pablo, como nos consta por los Hechos y epístolas. De estilo más atildado que los otros dos; más cuidadoso en la información de los hechos y en el orden histórico, como lo indica al principio del evangelio. Entre las fuentes auténticas hay que poner (al menos para el relato de la infancia) el testimonio de la misma Virgen (Cf. Luc. II, 19. 51). Se caracteriza este evangelio por sus miras universalistas o de destino de la salud mesiánica a todo el mundo, en consonancia con la doctrina paulina con la que ofrece muchas semejanzas. Fue destinado a los cristianos provenientes de la gentilidad y escrito en Roma por los años 62-64 y poco antes de escribir los Hechos. Ambos escritos van dedicados al noble Teófilo.
  4. El cuarto evangelio se presenta como la obra de un testigo ocular, el que se denomina "el discípulo que amaba Jesús" y que no es otro que San Juan apóstol, hermano de Santiago, hijos de Zebedeo. El conocimiento de las cosas de Paletina, los datos minuciosos de lugar, tiempo y circunstancias de los hechos delatan a un autor ocular y consciente de escribir un relato histórico. Se ha combatido rudamente la autenticidad de este evangelio por los racionalistas y críticos por la importancia dogmática del mismo. Pero en pro de su autenticidad militan los mismos y mayores argumentos que en pro de los otros tres. El fin del evangelio se indica claramente al final del mismo: "Esto se ha escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y para que creyendo en él tengáis la vida eterna". Las características de este evangelio son bien destacadas por su vocabulario, los sermones largos y profundos de Jesús dentro de un estilo más bien popular y de sabor marcadamente semítico. Modernamente, se le ha comparado con los escritos recientemente descubiertos en Qumran, hallándose no pocas semejanzas. Escrito a fines del siglo I de nuestra era bien pronto fue citado y usado como los evangelios anteriores.
Hechos De Los Apostoles

El Libro De Los Hechos De Los Apóstoles

Este escrito tiene por autor al mismo del tercer evangelio, o sea, a San Lucas, como se dice expresamente en su prólogo. Van dedicados al mismo personaje y se completan mutuamente, ya que el segundo es continuación del primero. Es la historia de la primitiva Iglesia. De todos modos, el título puede inducir a engaño, si se piensa, se habla en el libro de todos los apóstoles. Solo en los primeros capítulos de la obra se habla de la actividad de San Pedro y de otros personajes en la primitiva Iglesia de Jerusalén, y a partir del capítulo XIII hasta el fin, exclusivamente de los  viajes apostólicos de San Pablo hasta su primera cautividad por el año 63. En este se supone comuesto el libro que se termina un tanto bruscamente. A través de la narración, el autor unas veces habla en primera persona, otras en tercera, ya que a unos hechos él asistió personalmente y de otros estuvo ausente, pero se pudo informar bien  del mismo San Pablo y de sus compañeros. La autenticidad de esta obra y su exactitud histórica ha sido bien comprobada por documentos históricos contemporáneos.

La Cuestión Sinóptica

Cuestión muy debatida en los últimos tiempos. Tiene por objeto determinarel origen de nuestros tres primeros evangelios, sus mutuas relaciones entre las semejanzas y discrepancias que nos ofrecen en sus relatos, en el orden con que los disponen, en la redacción y estilo. Se han propuesto innumerables hipótesis y combinaciones que se reducen a estas: tres distintas catequesis o tradicionales orales: la de Jerusalén, la de Roma y la de las iglesias paulinas como origen de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, respectivamente. Preexistencia de documentos escritos de que dependan los evangelios en su redacción definitiva. Mutua dependencia entre ellos con varias combinaciones. Hipótesis de las "dos fuentes", una colección de sentencias y discursos del Señor y el evangelio de Marcos en estado anterior al actual. Esta teoría tan como la defendían los críticos fue rechazada por la Comisión Bíblica romana por negar la autenticidad de los evangelios. Hoy día, generalmente se apela a una hipótesis mixta. A base de la misma tradición oral que ciertamente existió en la Iglesia primitiva antes de escribirse los evangelios. Luego, parece existieron escritos parciales sobre los discursos, los milagros, la pasión del Señor. Tampoco se descarta alguna dependencia a los otros dos. Hata el presente, ninguna explicación  ha logrado resolver todas las dificultades que ofrece la comparación de los tres evangelios entre sí. La primera tentativa extensa la hizo San Agustín en su libro "Del consentimiento de los evangelistas", tratando de resolver las aparentes discrepancias que se observan en su narración.