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miércoles, 11 de mayo de 2022

Metodo Para Oir Devotamente La Santa Misa

 Método Para Oír Devotamente La Santa Misa

Metodo Para Oir Devotamente La Santa Misa

Ofrecimiento

Eterno Padre, os ofrezco el sacrificio que de sí mismo hizo sobre la Cruz y ahora renueva en este altar vuestro Hijo Jesús, para adoraros y daros el honor que merecéis; para daros gracias por los innumerables beneficios recibidos; para aplacar vuestra justicia irritada por tantos pecados; para implorar gracia y misericordia en mi favor; por los afligidos y atribulados; por los pobres pecadores; por todo el mundo y por las benditas almas del purgatorio.

A La Confesión

Señor Dios mío Jesucristo, que al acercarse vuestra Pasión, quisisteis ser afligido por mí en el huerto de Getsemaní: concededme gracia para sufrir con santa resignación todas las penas y trabajos, a fin de que, padeciendo con Vos, tenga después el consuelo de ser participante de los méritos de vuestra Pasión Santísima.

A La Entrada (Introito)

¡Oh, pacientísimo Jesús mío, que quisisteis ser vendido y entregado por Judas, preso y atado por gente armada, y llevado a casa de Anás!: no permitáis que yo caiga en pecado alguno, sino que en todo haga vuestra santa voluntad.

Al Señor Ten Piedad (Kyrie Eléison)

¡Oh, Salvador mío, piadosísimo, que mirando con ojos de clemencia a Pedro, que os había negado por tres veces, le disteis amargas lágrimas de sincera piedad!: miradme también a mí con ojos piadosos, para que pueda llorar delante de Vos mis culpas, y merecer de vuestra piedad aquellas gracias que necesito para no volver jamás a negaros.

Al Gloria (Glória In Excélsis)

¡Oh, Criador mío, amabilísimo, a quien cantaron los Ángeles, publicando la paz en la tierra el día que nacisteis, comenzando ya a padecer por mí!: asistidme con vuestro amor, para que os ame y alabe por lo mucho que desde el pesebre hasta la cruz padecisteis por mí, y dadme la paz interior y exterior para estar siempre unido con Voz y con mis prójimos.

Al Primer "El Señor Esté Con Vosotros" (Dóminus Vovíscum)

¡Oh, resplandeciente luz del Eterno Padre, que iluminasteis a los Reyes Magos para que os adorasen, y quisisteis ser circuncidado para derramar por mí vuestra sangre!: iluminad mi alma para que os adore como a Dios, os ofrezca mirra de mortificación, incienso de oración y oro de perfecta caridad.

A La Epístola Y Gradual

¡Oh, Maestro sapientísimo, que instruisteis a los Apóstoles para que enseñasen a los hombres las verdades católicas, y, sin embargo, quisisteis ser llevado y acusado falsamente ante el tribunal de Pilato!: enseñadme a apartarme de las falsas doctrinas y a creer y poner en práctica las verdades que Vos me enseñáis por vuestros ministros.

Al Evangelio

¡Oh, Sabiduría infinita, que predicasteis a los hombres para apartarlos del pecado, y quisisteis ser llevado por mi amor desde la casa de Herodes a la de Pilato!: concededme que, haciéndome superior a las conspiraciones de los enemigos de mi alma, tome ocasión para conformarme más y más con vuestra divina voluntad.

Al Credo

¡Oh, amantísimo Redentor, que padecisteis tantas penas para instruirme en vuestra santa fe, y disteis tanta fortaleza a los Mártires!: dadme una fe viva para creer cuanto Vos enseñasteis, y manda creer vuestra santa Iglesia, y que yo viva y muera en esta misma santa fe.

Al Descubrir El Cáliz Y Al Ofertorio

¡Oh, inocentísimo Jesús, que quisisteis ser desnudado, azotado y coronado de espinas!: haced que yo me desnude de todos los afectos terrenos, poniendo en Vos todo mi amor, y me ofrezca con entera voluntad a sufrir todas las adversidades y trabajos a honra y gloria de Vuestra Divina Majestad.

Al Lavatorio

Señor mío Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que, declarado inocente por el presidente Pilato, no rehusasteis oír las furiosas voces de los judíos: concededme vuestra santa gracia para que yo pueda vivir con inocencia entre los enemigos de mi alma, y para que nunca sea perturbado por la mala voluntad de los hombres perversos.

Al Prefacio Y Santo (Sanctus)

¡Oh Rey de Israel, cuya triunfal entrada en Jerusalén fue festejada con cánticos de júbilo, y, sin embargo, quisisteis veros vilipendiado por el mismo pueblo y condenado por Pilato a morir en cruz!: haced que yo aborrezca todas las satisfacciones mundanas, que abrace los desprecios y que coloque mi gloria en llevar la cruz de la mortificación y penitencia de mis culpas.

Al Canon

¡Oh, Pastor fidelísimo de nuestras almas, que as amasteis hasta el extremo de dar por ellas la vida, padeciendo antes en vuestra pasión innumerables afrentas e injurias!: os suplico, Señor, que me deis gracia para sufrir por vuestro amor todas las calumnias y persecuciones, para que después de mi muerte pueda descansar en Vos y bendeciros por una eternidad.

A La Consagración

¡Oh suavísimo Jesús, que en la última Cena os disteis a los Apóstoles en cuerpo, alma y divinidad en el Santísimo Sacramento!: dad fin a mis culpas, y hacedme partícipe de la suavidad y dulzuras de ese pan celestial.

Al Levantar La Hostia

¡Señor mío y Dios mío!: yo adoro vuestro sagrado Cuerpo que, en el ara de la Cruz, fue inmolado para la redención de todo el mundo.

Al Levantar El Cáliz

¡Señor mío y Dios mío!: yo adoro vuestra preciosa Sangre, que, derramada en la Cruz, fue ofrecida al Eterno Padre para nuestra salvación.

Después De La Elevación De La Hostia Y El Cáliz

¡Señor Dios mío Jesucristo, que, clavado de pies y manos en la Cruz, rogasteis al Eterno Padre por todo el género humano, y con especialidad por los que acababan de crucificaros!: dadme una verdadera mansedumbre y paciencia para que ame a mis enemigos y haga bien a los que me aborrecen.

Al Todo Honor Y Gloria (Omnis Honor Et Glória)

¡Oh, Salvador mío, Jesucristo, que en la Cruz encomendasteis a Juan vuestra Santísima Madre, y pusisteis al discípulo amado bajo la ternura maternal de la Virgen!: yo me encomiendo a Vos, imitando aquella intimidad con que recomendasteis a los dos recíprocamente, para que merezca unirme a Vos por amor, y por la intercesión de ambos sea preservado de todo mal en los peligros y adversidades.

Al Líbranos Del Mal (Sed Libera Nos A Malo)

¡Oh, dulcísimo Jesús!: así como vuestra alma, unida a la Divinidad, descendió al limbo para dar libertad a las almas de los Santos Padres, os suplico que saquéis la mía del limbo de la culpa, librándola del infierno, para que, al salir de esta vida, pueda cuanto antes ir a cantar vuestras alabanzas junto con los Santos en la gloria.

Al Partir La Hostia

¡Oh, Sabiduría infinita, que habiendo resucitado os aparecisteis a los discípulos que iban a Emaús, y os disteis a conocer en el modo de partir el pan, dejándolos con grande admiración y consuelo!: os suplico, Señor, que os dignéis manifestarme cuanto pueda serme útil para mi salvación, a fin de que pueda disfrutar de los admirables frutos de vuestra Resurrección.

A La Paz (Pax Dómini)

¡Oh, gloriosísimo Jesús, que en vuestra Resurrección triunfante os aparecisteis a vuestros discípulos y les inculcasteis la paz y la unión!: concededme que mi alma resucite a la vida de la gracia para que siempre os ame y merezca subir con Vos a la Patria celestial.

Al Cordero De Dios (Agnus Dei)

Señor mío Jesucristo, ya que en vista de vuestra paciencia en los tormentos y muerte afrentosa, muchos golpeándose el pecho lloraron sus culpas y se convirtieron, os suplico que por vuestra Pasión y Muerte me otorguéis un sincero dolor de mis pecados y que nunca os ofenda.

A La Comunión Y Poscomunión

¡Oh, Jesús purísimo!: Vos, que por mi amor quisisteis ser puesto en un sepulcro nuevo de piedra, que a los tres días de enterrado resucitasteis y por espacio de cuarenta días os aparecisteis varias veces a vuestros Apóstoles, revistiéndolos a ellos y a sus sucesores del poder de perdonar pecados, concededme, Dios mío, que por una buena confesión, hecha a vuestros ministros resucite a la vida de la gracia, que sea purificado y se renueve mi corazón, y pueda, presentarme un día con la estola cándida entre vuestros elegidos en la patria celestial.

Al Último El Señor Esté Contigo (Dóminus Vobíscum)

¡Señor mío Jesucristo, que cuarenta días después de vuestra gloriosa Resurrección subisteis al cielo en presencia de vuestros discípulos!: concededme que mi alma tenga fastidio de todas las cosas terrenas y solamente aspire a las eternas, deseando a Vos, ¡oh, mi Señor!, como a fuente de toda dicha y como al santuario de todo descanso para el alma cristiana.

Al Dar El Sacerdote La Bendición

¡Jesús amorosísimo, que enviasteis el Espíritu Santo a vuestros discípulos cuando estaban arrebatados en altísima contemplación!: limpiad enteramente mi corazón, para que el mismo Espíritu divino, hallando agradable morada en mi alma, se digne adornarla y consolarla con sus divinos dones y gracias.

Al Evangelio De San Juan

¡Oh, Jesús, que por medio de los Apóstoles notificasteis a las naciones los misterios de vuestra divinidad y humanidad, cuya presentación acaba de realizarse en el santo sacrificio de la Misa!: con el más profundo rendimiento, os suplico, Señor mío, tengáis a bien llevarme a la gloria, en donde, viéndoos cara a cara, os alabe eternamente.

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