Te pedimos, Señor, por todos los que tienen en sus manos los destinos de nuestra Patria.
Haz que omprendan su función de promotores del orden, la justicia y la paz, y reconozcan que tú eres el Padre de todos los hombres, el que conduce toda la historia humana, el que inclina los corazones a la bondad, el que bendice el pan, santifica el trabajo y el dolor y nos da la alegría y el remedio que ellos no pueden dar.
Que permitan libertad a tu Iglesia para creer y predicar la fe, para amarte y servirte, para llevar a los hombres el mensaje de vida, para extender por todas partes, sin trabas, la buena nueva del Evangelio de la paz. Y que nosotros, honrando su autoridad y respetando su función, seamos siempre ciudadanos leales en el cumplimiento de las leyes justas, y promovamos la paz y el progreso. Amén.
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