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Santísima Trinidad

Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Sagrada Familia

Jesús, José y María os doy el corazón y el alma mía.

Sagrado Corazón De Jesús

Sagrado Corazón De Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón De María

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía.

Espíritu Santo

Espíritu Santo, ilumíname y santifícame.

jueves, 16 de julio de 2020

Novena A Nuestra Señora Del Carmen

Novena En Honor a Nuestra Señora Del Carmen

Nuestra Señora Del Carmen

Día Primero - La Bienaventurada Virgen María En La Anunciación del Señor


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea.

Momento Evangélico


Escribe San Lucas: “El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una Virgen, desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la Virgen se llamaba María. El Ángel entrando a su presencia dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.”

María es la llena de gracia desde el principio: desde su concepción inmaculada. Dios otorga a su Madre el don gratuito de la santidad esencial con miras a su cooperación a la obra redentora. Pero la Virgen, a su vez, se afana por conseguir la santidad personal con su correspondencia. María vive una santidad rebosante y creciente. Compañera generosa del Cristo Redentor, se convierte en la Madre de la Divina Gracia. Asunta ya a los cielos, continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna.

Nosotros nacidos en pecado, pero por la regeneración del agua y del Espíritu Santo, hemos muerto al pecado, naciendo a la vida de la gracia.

Desde el bautismo nuestro quehacer cristiano estriba en desarrollar ese germen sobrenatural, para vivir en plenitud nuestra filiación divina, la inhabitación trinitaria y nuestra configuración con Cristo.

Pío XII nos recuerda que la devoción del Escapulario “produce abundantes frutos de santificación”. Hemos de llevar, pues, la librea mariana como un signo de nuestra llamada a la santidad.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Pidamos, hermanos, a Dios, fuente de toda santidad, que escuche nuestras súplicas por intercesión de santa María, Madre de la Divina Gracia, y digámosle confiadamente:

Por el don de María, la llena de gracia, te alabamos, Señor.

Para que la Iglesia, a la Cristo amó como a su esposa, entregándose a sí mismo por ella para santificarle, cumpla con el designio de su Divino Fundador.

Por el don de María, la llena de gracia, te alabamos, Señor.

Para que todos los cristianos respondan generosamente a su vocación a la santidad en la Iglesia.

Por el don de María, la llena de gracia, te alabamos, Señor.

Para que los pastores de la grey de Cristo, desempeñen santamente su ministerio, a imagen del Sumo y Eterno Sacerdote.

Por el don de María, la llena de gracia, te alabamos, Señor.

Para que los consagrados a Dios, con los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, siguiendo mas de cerca de Cristo, alcancen la caridad perfecta.

Por el don de María, la llena de gracia, te alabamos, Señor.
 
Para que los esposos cristianos se mantengan mutuamente en la gracia a lo largo de la vida, mediante la fidelidad en el amor.

Por el don de María, la llena de gracia, te alabamos, Señor.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Segundo - La Bienaventurada Virgen María, Mujer Creyente


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea.

Momento Evangélico


Escribe San Lucas: “En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel, oyó el saludo de María saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.”
 
Isabel llama a su prima dicho por la fe. María es la mujer de fe en la hora de la Encarnación, cuando con su “Sí” incondicional se convierte en Madre de Dios.

María corona su fe en la prueba suprema del Calvario. Allí cree contra toda evidencia. María es modelo de una fe viva, oscura, contrastante, consecuente y apostólica.

Nuestra vida cristiana es una vida cristiana de fe con exigencias de permanente crecimiento. Nos hemos de esforzar, pues, día a día en alcanzar la talla del creyente perfecto, sobre todo con las obras del amor. Cristo espera, además, que seamos testigos de esa nuestra fe ante el mundo ateo y descreído de hoy.

Por el Escapulario estamos unidos con el Carmelo, una familia espiritual que camina por la fe desnuda hacia la unión divina, de la mano de Maria y de San Juan de la Cruz.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, de quien hemos recibido la fe mediante la Iglesia y digámosle con profunda humildad:

Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.

Para que el pueblo de Dios conserve firme el sentido de la fe, que el Espíritu de la verdad suscita y mantiene en él.

Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.

Para que el mundo actual peregrino en la noche cerrada, encuentre al Dios que ha perdido.

Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.

Para que los cristianos “fugitivos” y “marginados” recuperen el don de la fe que recibieron en el bautismo.

Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.

Para que todos nosotros demos testimonio de nuestra fe, sin avergonzarnos de Cristo ni del Evangelio.

Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.

Para que cuantos amamos a María, la imitemos en la fe, pronunciando ante Dios el “Sí” incondicional de nuestra obediencia.

Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.

Para que nuestros difuntos descorridos los velos de la fe, puedan contemplar a Dios cara a cara en la eternidad.

Por intercesión de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Tercero - La Bienaventurada María, La Virgen De Cana


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea

Momento Evangélico


Escribe San Lucas: “Había una boda en Cana de Galilea y la Madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó vino y la Madre de Jesús le dijo: No les queda vino. Jesús contestó: Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora, Su Madre dijo a los sirvientes: Haced lo que Él os diga. En Galilea Jesús comenzó sus signos”.

María aparece en esta escena evangélica ayudando a unos recién casados que durante el banquete nupcial están al borde del ridículo por la falta de vino.

María acude discretamente a Jesús pidiéndole remedio, aun a costa de un milagro. Y consigue de Cristo el “signo”, después de una aparente negativa. El gesto de María nos habla de un corazón rebosante de amor fraterno. Ha sido la caridad, hecha delicadeza, la que ha puesto en labios de la Madre la súplica que desata la omnipotencia del Hijo.

Parece impertinente recordar que el amor fraterno es el mandamiento nuevo de Cristo. Pero hay que repetirlo con oportunidad o sin ella, pues a menudo olvidamos en la práctica lo que hemos de saber en teoría. Cristo había dado pruebas incontrastables de amor a los hombres con su encarnación, con su vida, con su mensaje, con su pasión y muerte y tenía derecho a exigirnos a los hombres el amor de los unos para con los otros. Así nos lo mandó reiteradamente en su testamento.

Los cristianos hemos de ir superando nuestro egoísmo, para llegar a la sublime meta de la caridad fraterna; un amor que ha de estar entretejido, como el de María, de comprensión, delicadeza y servicio.

Se ha llamado al Escapulario “signo de hermandad”. Vivamos, pues, lo que el vestido de María simboliza. Que cuantos llevamos la librea de carmelita tengamos una sola alma y un solo corazón.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Elevemos nuestra oración al Dios Amor en manos de María, la Madre del amor Hermoso, y pidámosle por las necesidades de todos los hombres, nuestros hermanos, diciendo con fe:

Que interceda por nosotros la Reina del Carmelo.

Para que la Iglesia, se alce en el mundo de hoy como signo radiante de amor de Dios y a los hombres con su predicación y con sus obras.

Que interceda por nosotros la Reina del Carmelo.

Para que todos los gobernantes de las naciones trabajen sin descanso por la implantación de una paz estable entre los pueblos.

Que interceda por nosotros la Reina del Carmelo.

Para que todos los cristianos, unidos siempre en la caridad, busquen la verdad por el camino del diálogo.

Que interceda por nosotros la Reina del Carmelo.

Para que cuantos se han consagrado al apostolado de la caridad en la vida religiosa no desmayen en su entrega a los demás.

Que interceda por nosotros la Reina del Carmelo.

Para que todos los hijos de María aprendamos de nuestra Madre, a pensar en las necesidades del hermano, como hizo en las bodas de Cana de Galilea.

Que interceda por nosotros la Reina del Carmelo.

Para que nuestros difuntos, entren a formar parte en la gran familia de los bienaventurados.

Que interceda por nosotros la Reina del Carmelo.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Cuarto - La Bienaventurada Virgen María, Madre Y Maestra Espiritual


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea

Momento Evangélico


Escribe S. Lucas: “En aquel tiempo, los pastores se decían unos a otros: “Vamos derecho a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor. Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”.
 
Contemplamos hoy a María, como Madre y Maestra de oración. Ella ha sido la gran orante. Ella conservando las palabras del Señor, y meditándolas en su corazón, nos revela su trato amistoso con Dios el la intimidad. María, en su oración, ante todo, se afana por adorar y alabar a Dios. La Virgen es guía segura en los difíciles caminos de la oración.
 
El hombre necesita orar. Como mendigo que es de Dios, debe acudir a Él en busca de ayuda para su menesterosidad.

Como criatura, ha de reconocer el dominio del Creador con la adoración y la alabanza. Hijos de una sociedad secularizada, autosuficiente y extrovertida, sentimos las dificultades y aun el cansancio de la oración. Pero hemos de luchar frente al ambiente negativo que trata de sofocar nuestra vida de orantes. Hoy más que nunca los cristianos hemos de recordar la consigna del Señor: Es preciso orar siempre, sin desfallecer.

El Escapulario expresa una profunda sintonía con María y nos recuerda que debemos continuar aquí en la tierra el amor de Jesús hacia su Madre. Orar es “recibir a Dios en nuestros corazones, llevarlo dentro de nuestro corazón, alimentarlo y hacerlo crecer en nosotros de tal modo que Él nazca de nosotros y viva con nosotros como el Dios con nosotros” (Tito Brandsma. Y también, nos ha invitado Pío XII a “ver en el Escapulario que vestimos día y noche, significa con elocuente simbolismo, la oración”. No perdamos nunca de vista que esa librea mariana nos vincula a una Orden que tiene como carisma el mantener un alto espíritu de oración.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Oremos, hermanos, a Dios, nuestro Padre, por medio de Jesucristo y en el Espíritu Santo, y digámosle con confianza de hijos:

Por intercesión, de María nuestra Madre, atiende nuestras súplicas.

Para que Cristo, maestro de oración para sus discípulos, enseñe también a orar a los cristianos de hoy.

Por intercesión, de María nuestra Madre, atiende nuestras súplicas.

Para que todos los hombres, encuentren el camino que lleva al trato de amistad con el Dios Amor.

Por intercesión, de María nuestra Madre, atiende nuestras súplicas.

Para que cuantos pertenecen a la familia del Carmelo, sean testigos de la intimidad divina ante los hombres, sus hermanos.

Por intercesión, de María nuestra Madre, atiende nuestras súplicas.

Para que nuestra oración compasiva, ayude a los fieles difuntos a purificarse definitivamente de sus manchas, a fin de que puedan entrar en el gozo de su Señor.

Por intercesión, de María nuestra Madre, atiende nuestras súplicas.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Quinto - Santa María De Nazaret


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea

Momento Evangélico


Escribe S. Mateo: “Fue Jesús a su ciudad y se puso ha enseñar en la sinagoga. La gente decía, admirada: ¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su Madre María?

Los nazarenos tienen a Jesús por hijo del carpintero, según consigna de San Mateo, y por carpintero, conforme a la versión más primitiva da San Marcos. Por consiguiente, María era esposa de un carpintero y Madre de un carpintero. Esposa y madre de trabajador. Y trabajadora ella misma. Que cerca nos recuerda aquella María que realiza los quehaceres de casa, guisar, coser, lavar, zurcir, barrer... Aunque utilicen otros títulos más grandes para saludar a nuestra Señora, nosotros la proclamamos hoy “Santa María del trabajo”.

Dios que es la actividad esencial, hizo al hombre para trabajar como el pájaro para volar. Y Cristo redimió el trabajo y nos redimió con su trabajo, el trabajo desde entonces es medio para configurarnos con un Cristo que quiso hacerse obrero.

El Escapulario es en su origen una prenda monacal íntimamente relacionada con el trabajo. Que veamos pues en él como una apremiante invitación a trabajar, como trabajaron Cristo y María.

Qué bonito sería que antes de emprender nuestra tarea diaria, besáramos con amor el Escapulario, para ofrecer a Dios nuestra actividad por manos de María.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Pidamos a Dios Todopoderoso, que dio a los hombres la ley universal del trabajo, asociándolo a su obra, y digámosle con palabras salidas del corazón:

Que María, Madre de Jesús trabajador, interceda por nosotros.

Para que la Iglesia Madre y Maestra, oriente siempre con la luz del Evangelio los problemas del mundo laboral.

Que María, Madre de Jesús trabajador, interceda por nosotros.

Para que los gobernantes de los pueblos promuevan incansablemente la justicia social, teniendo en cuenta las necesidades materiales y exigencias morales, espirituales y religiosos de las clases trabajadoras.

Que María, Madre de Jesús trabajador, interceda por nosotros.

Para que los trabajadores tomen conciencia de la dignidad del quehacer humano, expresión de la propia persona, y cumpla lealmente con sus obligaciones.

Que María, Madre de Jesús trabajador, interceda por nosotros.

Para que nosotros los cristianos trabajemos no sólo a imitación de Jesús, sino como miembros de Cristo artesano.

Que María, Madre de Jesús trabajador, interceda por nosotros.

Para que todas las mujeres imiten a María, y sean acogidas y tratadas con dignidad y respeto en sus centros de trabajo.

Que María, Madre de Jesús trabajador, interceda por nosotros.

Para que nuestros difuntos, que pasaron por el mundo trabajando, reciban ya el salario del descanso eterno.

Que María, Madre de Jesús trabajador, interceda por nosotros.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Sexto - Santa María Reina Y Madre De Misericordia


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea

Momento Evangélico


Escribe S. Lucas: “Y María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, por que ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es Santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a favor de Abraham y su descendencia por siempre”.

Estas vibrantes palabras de María, que alaba por dos veces a Dios misericordioso, nos revela que habiendo experimentado de manera singular la misericordia de Dios, “ruega sin cesar” por la salvación del pueblo que se acoge confiado a ella en medio de las tribulaciones y peligros.

Ella nos dio a Jesucristo, misericordia visible del Dios rico en misericordia, y ahora ella como Madre de Jesús, en los cielos presenta las necesidades de los fieles a su Hijo, como le rogó en vida por los esposos de Cana.

Invocar a María como Madre de Misericordia, es desear vivamente la misericordia de Dios. Es acudir confiados a nuestra Madre, que atenta siempre a las plegarias de sus hijos, ruega sin cesar a Jesucristo, para que Él enriquezca con su gracia nuestra pobreza, y fortalezca con su poder nuestra debilidad y es también el de poder acoger y vivir como ella la invitación de su Hijo: “Sed, misericordiosos, como vuestro Padre es Misericordioso”.

Llevar el Escapulario, es reconocer a María, como nuestra “Reina y Madre de misericordia”, y experimentar su protección. Entonces nuestra pequeñez se llena de su grandeza y misericordia y no tenemos miedo de presentarnos ante Ella porque la vemos muy cercana a nosotros, alcanzándonos siempre la misericordia de Dios.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Oremos, hermanos, a nuestro Padre, que por medio de María nos dio a Jesucristo, misericordia visible del Dios rico en misericordia, y digámosle con confianza:

Por María, Madre de Misericordia, escúchanos, Señor.

Padre, que experimentando tu clemencia en la tierra, merezcamos alcanzar tu gloria en el cielo, junto a Jesús y a María.

Por María, Madre de Misericordia, escúchanos, Señor.

Padre Santo, inclina los oídos de tu piedad, a tus hijos que, agobiados por el pecado, vuelven sus ojos a ti, e invocan tu clemencia.

Por María, Madre de Misericordia, escúchanos, Señor.

Al acoger gozosos, Padre, tu perdón, concédenos proclamar siempre tu misericordia, como hizo la Bienaventurada Virgen.

Por María, Madre de Misericordia, escúchanos, Señor.

Padre bueno, concédenos a cuantos honramos a la Virgen, Madre de Misericordia, que, mostrándonos misericordiosos hacia los hermanos, merezcamos alcanzar de ti perdón e indulgencia.

Por María, Madre de Misericordia, escúchanos, Señor.

Padre te pedimos por nuestros hermanos difuntos, para que alcancen de tu misericordia el perdón de sus pecados y gocen ya de la alegría de contemplar tu rostro.

Por María, Madre de Misericordia, escúchanos, Señor.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Séptimo - Santa María, Discípula Del Señor


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea

Momento Evangélico


Escribe San Lucas: “Y vinieron a ver a Jesús, su Madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar a Él. Entonces le avisaron: Tu Madre y tus hermanos están afuera y quieren verte. Él les contestó: Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en por obra”.

En este pasaje evangélico la respuesta de Cristo nos resulta misteriosa y hasta desconcertante. Parece como si en ella pospusiese a su Madre y diese preferencia a los oyentes y cumplidores de la Palabra de Dios.

Pero la verdad es que nadie como María ha escuchado y puesto en obra la Palabra de Dios. Por ello es la Madre de Dios en sentido total. En la anunciación, María acoge la Palabra de Dios transmitida por el Ángel, con fe y obediencia. Y será entonces cuando el Verbo se haga carne en sus entrañas virginales.

La Iglesia nos abre los tesoros de la Biblia, sobre todo en la celebración de la Palabra, que precede a la Eucaristía. La misma Iglesia nos recomienda la asidua lectura personal de la Palabra de Dios, para alcanzar el sublime conocimiento de Cristo. Hemos de hacer por consiguiente, de la Palabra Divina alimento frecuente de nuestra fe cristiana.

Llevamos el Escapulario, signo del silencio humilde que nos acerca al Evangelio; expresión de una mirada mutua, de María a nosotros, y de nosotros a Ella; compromiso de guardar la Palabra de Dios y meditarla en nuestro corazón.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Oremos, hermanos, a Dios que antiguamente habló por los profetas y ahora, en la etapa final, nos ha hablado por el Hijo y digámosle llenos de confianza:

Por la Madre del Verbo encarnado, escúchanos, Señor.

Para que la Iglesia, iluminada por el Espíritu Santo, se esfuerce en comprender cada día mejor la Escritura, a fin de transmitir a sus hijos el mensaje salvador con eficacia.

Por la Madre del Verbo encarnado, escúchanos, Señor.

Para que los sacerdotes y cuantos se dediquen al ministerio de la Palabra sepan comunicar a los fieles los tesoros de la divina Revelación.

Por la Madre del Verbo encarnado, escúchanos, Señor.

Para que el culto a la Palabra de Dios cree entre los cristianos un clima ecuménico que lleve a la unidad de la Iglesia.

Por la Madre del Verbo encarnado, escúchanos, Señor.

Para que la Palabra de Dios sea para nosotros apoyo de la fe, alimento del alma y fuente límpida y perenne de vida espiritual.

Por la Madre del Verbo encarnado, escúchanos, Señor.

Para que los que tenemos a María como Madre, acojamos, como ella, la Palabra de Dios con fe y obediencia.

Por la Madre del Verbo encarnado, escúchanos, Señor.

Para que los fieles difuntos que creyeron en la Palabra de Cristo, no perezcan, sino que tengan vida eterna.

Por la Madre del Verbo encarnado, escúchanos, Señor.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Octavo - La Bienaventurada Virgen María, Del Monte Carmelo


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea

Momento Evangélico


Escribe San Juan: “Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su Madre, María de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”.

Cristo, moribundo, provee a la próxima soledad de su Madre, encomendándola a los cuidados filiales del discípulo amado. María será en adelante la Madre de Juan. Y Juan será el hijo de María. Pero las palabras de Cristo agonizante tienen un sentido más universal. La Iglesia se ve representada en la persona de Juan y recibe como suyo el testamento: Ahí tienes a tu Madre. A su vez el Carmelo se contempla prefigurado en Juan, recibiendo así a María como Madre espiritual de la Orden.

Los miembros de la Familia carmelita sabemos que el marianismo es una nota esencial de nuestra vocación. Hemos nacido espiritualmente de la Virgen. Ella, como hacen las buenas madres con sus hijos, nos ha alimentado, nos ha vestido, nos ha amparado en las horas de peligro.

Se ha afirmado que el Carmelo es “todo de María”, mariano por su origen, mariano por su historia, mariano por su tradición, mariano por su espiritualidad, mariano por su apostolado, mariano por su Escapulario... Y así lo vivieron: Santa Teresa de Jesús, con su cariño tierno y misionero hacia la Madre; San Juan del Cruz y su mirada permanente al misterio de María para aprender a dejarse guiar por el Espíritu, y tantos hermanos y hermanas, han seguido haciendo alianza con la Madre a través de los tiempos.

El Escapulario se convierte en signo de alianza y de comunión recíproca entre María y los fieles (Juan Pablo II). El Escapulario, por su sencillez, nos habla de las cosas de cada día, pero, con una rica expresividad que lo convierte en patrimonio de los pobres de la tierra, habla de alianza con todos los pueblos y de la comunión de hermandad entre nosotros. El Escapulario, es una parábola de comunión, porque es regalo de una Mujer que besa cada día nuestra herida y nos acerca de forma entrañable, en su ser de mujer, la ternura de Dios Trinidad.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Invoquemos, hermanos, a Dios, nuestro Padre, que nos ha dado a María por Madre y digámosle con profunda gratitud:

Por el don de María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.

Para que la Iglesia, a imitación de la Madre del Señor, por la virtud del Espíritu Santo, conserve virginalmente una fe íntegra, una esperanza sólida y una caridad sincera.

Por el don de María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.

Para que todos los hombres experimenten la mano protectora de María, su Madre en los momentos de dificultad, de tentación y de caída.

Por el don de María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.

Para que la familia del Carmelo mantenga siempre viva la vocación mariana en su ser y en su obrar.

Por el don de María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.

Para que cuantos llevan el Escapulario, vivan la consagración a María en él simbolizada y trabajen por su salvación con respeto y sinceridad, desechando falsas confianzas.

Por el don de María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.

Para que nuestros hermanos difuntos, logren cuanto antes gozar de la compañía de su Madre en el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.

Por el don de María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Día Noveno - La Virgen María Frente Al Misterio Del Dolor


Salutación


Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud en Cristo. Así sea

Momento Evangélico


Escribe San Lucas: “Cuando entraban (en el templo) con el Niño Jesús sus padres, Simeón los bendijo diciendo a María: Mira: éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones; y a ti una espada te traspasará el alma”.

La profecía del anciano Simeón, recogida en este pasaje de San Lucas, tendrá puntual cumplimiento a lo largo de la vida de nuestra Señora. Espada será el destierro a Egipto, la pobreza de Nazaret, la pérdida de Jesús en el Templo, la separación del Hijo durante su evangelización... Pero la espada del vaticinio desgarrará sobre todo las entrañas maternales de María en la pasión y muerte de su Hijo. María, junto a la cruz de Cristo, se convierte en la Dolorosa, en la Reina de los mártires.

Dios no ha creado el dolor, ni el hombre fue creado para el sufrimiento. Fue el pecado original el que introdujo en la familia humana el dolor con su larga caravana de torturas físicas y sufrimientos morales. Cristo asumió voluntariamente el dolor, haciéndolo instrumento de redención. Desde entonces el enigma del sufrimiento se descifra, siquiera parcialmente; y el hombre tiene el privilegio de poder completar lo que falta a los padecimientos de Cristo, sufriendo por su Cuerpo que es la Iglesia. El dolor antinatural, se cambia así en sobrenatural: corredentor.

Nos recuerda Pío XII que por el Escapulario estamos consagrados al Corazón de María: un Corazón traspasado por la espada del sufrimiento. Este vestido mariano nos vincula, a la familia del Carmelo. En ella, sus más relevantes figuras han buscado siempre el “padecer”, sabiendo como sabían aquello que: “En la cruz está la Vida y el consuelo y que ella sola es el camino para el cielo”.

Invocaciones


Rosa del Carmelo, perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos. (Ave María)

Estrella del Mar, conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas luminosas de la Patria. (Ave María)

Reina del Cielo, que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)

(Pídase la gracia que se desea alcazar)

Plegaria Universal


Oremos, hermanos, a Dios Padre, que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la pasión y muerte, y digámosle con el más vivo reconocimiento:

Por los dolores de tu Madre, te lo pedimos, Señor.

Para que la Iglesia, esposa de Cristo Crucificado, peregrinando entre persecuciones, anuncie valerosamente la cruz del Señor hasta que vuelva.

Por los dolores de tu Madre, te lo pedimos, Señor.

Para que los que sufren en el mundo la guerra, el hambre las discriminaciones raciales, encuentren consuelo en María, su Madre.

Por los dolores de tu Madre, te lo pedimos, Señor.

Para que los perseguidos por la fe cristiana iluminen sus penalidades con el resplandor de la cruz de Cristo.

Por los dolores de tu Madre, te lo pedimos, Señor.

Para que nuestros enfermos se sientan aliviados en sus dolores por la que es Salud de los enfermos y Consoladora de los afligidos.

Por los dolores de tu Madre, te lo pedimos, Señor.

Para que nosotros, los cristianos, sepamos asumir el sufrimiento asociándolo al suplicio redentor de Jesús Crucificado.

Por los dolores de tu Madre, te lo pedimos, Señor.

Para que cuantos murieron con el Escapulario y sufren las penas del purgatorio, entren ya de la Gloria de Cristo.

Por los dolores de tu Madre, te lo pedimos, Señor.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales)

Oración


Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.