lunes, 11 de junio de 2018

Plegaria Eucaristica Para Misas Con Niños - Catequesis

Misa Con Niños


V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu Espíritu.

V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, Nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Padre bueno, ahora tenemos la alegría de darte gracias y de alabarte juntamente con Jesús.

Todos aclaman:

¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas!

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Tú nos amas tanto, que hiciste para nosotros este mundo inmenso y maravilloso.

Todos aclaman:

¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas!

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Tú nos amas tanto, que nos das a tu Hijo Jesús para que Él nos lleve hasta Ti.

Todos aclaman:

¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas!

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Tú nos amas tanto, que nos reunes con Cristo como a hijos de una misma familia.

Todos aclaman:

¡Gloria a Ti, Señor, porque nos amas!

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Por ese amor tan grande que nos tienes, con los ángeles y santos que en el cielo te adoran, nosotros te damos gracias cantando:

Todos aclaman:

¡Santo!, ¡Santo! ¡Santo es el Señor, Dios del universo! Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Padre, bendito sea Jesús, tu enviado, amigo de los niños y de los pobres.

Él mismo vino a enseñarnos la forma de amarte y de amarnos los unos a los otros.

Él mismo vino para arrancar del corazón de los hombres el mal que impide la amistad, el odio que no nos deja ser felices. 

Él mismo nos prometió el Espíritu Santo que estará con nosotros cada día para que vivamos de tu misma vida.

Todos aclaman:

¡Bendito seas por siempre, Señor!

El sacerdote junta las manos y teniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

A Ti, Dios, Padre nuestro, te pedimos que envíes tu Espíritu Santo para que este pan y este vino...

... luego junta las manos y traza una sola señal de la cruz sobre el Pan y el Cáliz a la vez:

...se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, nuestro Señor, el cual, la víspera de su pasión, manifestó tu amor infinito. Mientras cenaba con sus discípulos.

Toma el pan, teniéndolo un poco elevado sobre el altar,  y prosigue:

...tomó pan y dándote gracias te bendijo, lo partió y entregó a sus discípulos diciendo:

Se inclina un poco:

...Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros.

Muestra la Hostia consagrada al pueblo.

Todos aclaman:

¡Señor, Jesús, te entregaste por nosotros!

Pone de nuevo la Hostia consagrada sobre la patena y la adora on una genuflexión. 

Toma el Cáliz, teniéndolo un poco elevado sobre el altar, y prosigue:

Del mismo modo, tomó el Cáliz lleno de vino y dándote gracias de nuevo, lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco:

Tomad y bebed todos de él, porque este es el Cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados.

Muestra el Cáliz al pueblo.

Todos aclaman:

¡Señor, Jesús, te entregaste por nosotros!

El sacerdote prosigue:

Y después les dijo: Haced esto en conmemoración mía.

Después el sacerdote con los brazos extendidos dice:

Recordamos así, Padre bueno, la muerte y resurrección de Jesús, salvador del mundo. Él se entregó en nuestras manos y por este sacrificio nos lleva hacia Ti.

Todos aclaman:

¡Gloria y alabanza a nuestro Dios!

El sacerdote con los brazos extendidos prosigue:

Escúchanos, Señor Dios nuestro, danos tu Espíritu de amor a quienes participamos de este banquete para que estemos cada vez más unidos en tu Iglesia, con el Papa, nuestro Obispo, todos los Obispos y los que trabajan por tu pueblo.

Todos aclaman:

¡Gloria y alabanza a nuestro Dios!

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Recuerda a quienes amamos (en especial a N y N) y a todos nuestros hemanos. No te olvides de los que ya murieron (N y N), recíbelos con amor en tu casa.

Todos aclaman:

¡Gloria y alabanza a nuestro Dios!

El sacerdote, con los brazos extendidos, prosigue:

Madre, un día reúnenos cerca de Ti, con la Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, para celebrar en tu Reino la fiiesta del cielo, allí todos los amigos de Jesús, nuestro Señor, cantaremos sin fin tus alabanzas.

Todos aclaman:

¡Gloria y alabanza a nuestro Dios!

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