miércoles, 24 de enero de 2018

Maria Virgen Y Madre Por Obra Del Espiritu Primera Creyente Y Madre De La Iglesia

PROYECTO DE VIDA

UNIDAD V

5.4 MARÍA, VIRGEN Y MADRE POR OBRA DEL ESPÍRITU, PRIMERA CREYENTE Y MADRE DE LA IGLESIA

Maria Virgen Y Madre Por Obra Del Espiritu Primera Creyente Y Madre De La Iglesia

Dos textos del Magisterio de la Iglesia pueden ayudarnos a descubrir lo que María nos aporta desde su papel de Madre de la Iglesia e inspiradora de nueva vocación:

  1. La Encíclica "Redemptoris Mater", No. 40: "Después de los acontecimientos de la resurrección y de la ascensión, María, entrando con los apóstoles en el cenáculo a la espera de Pentecostés, estaba presente como madre del Señor glorificado. Era no sólo la que avanzó en la peregrinación de la fe y guardó fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz, sino también la esclava del Señor, entregada por su Hijo como madre a la Iglesia naciente: 'He ahí a tu madre'. Así empezó a formarse una relación especial entre esta madre y la Iglesia".
  2. La exhortación apostólica "Marialis Cultus", No. 37: "La lectura de las Sagradas Escrituras, hecha bajo el influjo del Espíritu Santo y teniendo presentes las adquisiciones de las ciencias humanas y las variadas situaciones del mundo contemporáneo, llevará a descubrir cómo María puede ser tomada como espejo de las esperanzas de los hombres de nuestro tiempo. De este modo, por poner algún ejemplo, la mujer contemporánea, deseosa de participar con poder de decisión en las elecciones de la comunidad, contemplará con última alegría a María que, puesta a diálogo con Dios, da su consentimiento activo y responsable no a la solución de un problema contingente sino a la 'obra de los siglos' como se ha llamado justamente a la Encarnación del Verbo; se dará cuenta de que la opción del estado virginal por parte de María, que en el designio de Dios la disponía al ministerio de la Encarnación, no fue un acto de cerrarse a algunos de los valores del estado matrimonial, sino que constituyó una opción valiente, llevada a cabo para consagrarse totalmente al amor de Dios; comprobará con gozosa sorpresa que María de Nazareth, aún habiéndose abandonado a la voluntad del Señor, fue algo del todo distinto de una mujer pasivamente remisiva o de religiosidad alienante, antes bien fue mujer que no dudó en proclamar que Dios es vindicador de los humildes y de los oprimidos y derriba de sus tronos a los poderosos del mundo (Lc. 1, 51-53); reconocerá en María que 'sobresale entre los humildes y los pobres del Señor' una mujer fuerte que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huida y el exilio (Mt. 2, 13-23): situaciones todas éstas que no pueden escapar a la intención de quien quiere secundar con espíritu evangélico las energías liberadoras del hombre y de la sociedad; y no se le presentará María como una madre celosamente replegada sobre su propio Hijo divino, sino como mujer que con su acción favoreció la fe de la comunidad apostólica en Cristo (Jn 2, 1-12) y cuya función maternal se dilató, asumiendo sobre el Calvario dimensiones universales. Son ejemplos. Sin embargo, aparece claro en ellos cómo la figura de la Virgen no defrauda esperanza alguna profunda de los hombres de nuestro tiempo y les ofrece el modelo perfecto del discípulo del Señor: artífice de la ciudad terrena y temporal, pero peregrino diligente hacia la celeste y eterna; promotor de la justicia que libera al oprimido y de la caridad que socorre al necesitado; pero, sobre todo, testigo activo del amor que edifica a Cristo en los corazones".
Reflexiona a la luz de estos textos:
  •  ¿Qué te han aportado para comprender lo que significa María en la Iglesia?
  • ¿Encuentras sentido a la fecundidad que da la virginidad consagrada al estilo de María?
  • ¿Sientes que Dios puede pedirte esto?
  • ¿Qué experimentas ante esta posibilidad?
 Oración: Pídele a ELLA, Virgen y Madre, que te enseñe a decir sí a lo que vayas descubriendo como querer de Dios para ti.
 

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